10 marzo 2008

Editorial

Como habrás notado, caro lector, lectora, Meretrices ha sufrido un pequeño cambio en esté su número 14. La portada, esa de la que ya nos habíamos encariñado en las pasadas ediciones, se ha modificado sólo un poco en lo visual y otro tanto más en lo conceptual (desde luego respetando la esencia y el afán por dar continuidad a la vocación perversa y sutil de las artes), hemos también, y esto nos llena de agrado, aumentado la versión impresa de 21 páginas a 25, y a su vez implementamos nuevas secciones que a no describirlas detalladamente dejaré que las vayan encontrando y descubriendo con la misma calma que aún ofrecen las hojas de está meretriz ocasional.
----Mientras que el preciado dramaturgo Antonio de Solís escribía en esa España de mediados de 1670: “Suelen ser rodeos lo que parecen atajos” y el hepatítico Bart Simpson grababa una y otra vez sobre el pizarrón de la primaria de Springfield: “No tomaré atajos, no tomaré atajos” nosotros hemos aprendido que no hay verdad más asequible que la combinación de ambas. Y más cuando hablamos de un campo traviesa tan burdo como lo es este de la difusión de las artes en tierras mexicanas.
----Desde luego que partiendo de ciertos puntos de vista todo es válido, sólo que la experiencia social atribuye mayores precios a los logros que se dan como un producto del trabajo continuo. Es casi una máxima filosofal que se puede obtener lo que sea siempre que se tenga la virtud suficiente de permanecer buscándolo por el tiempo necesario. Nosotros experimentamos algo similar con estas nuevas cuatro hojas que hoy sumamos pues el trabajo que esto ha significado en los últimos meses representan horas y horas y quizá kilos y kilos de dedicación para Meretrices (y esto lo digo con toda honestidad).
----Así que en este número no hace falta enumerar fallas y faltas, aciertos y triunfos de ningún tipo de estructura cultural pues eso de darle y darle con lo mismo a algo que es bastante más que obvio lo reservaremos para ediciones posteriores. Hoy la escena cultural ha servido sólo para dar ejemplo de uno de los trayectos con más obstáculos en el devenir mexicano y el cómo avanzar sólo unos cuantos metros no es algo que sucede de hoy para mañana, por lo menos no aquí, no en estos tiempos.
Hoy damos un pequeño paso hacia donde sea que no es el retroceder, lo damos, esperamos, seguros de el acto realizado, bajo conciencia y apreciando un resultado producto del esfuerzo que hemos traducido todos para que se siga dando esta revista de cultura mensual.
----Te agradezco hoy, amigo, amiga, por tu permanencia y tu continua fe por las artes universales y las artes nuestras. Al final de estas líneas recalco lo más importante de esta editorial y te lo escribo de frente: este pequeño paso y todos los otros que se den en lo futuro, han sido sólo por ti.

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