13 abril 2008

Editorial

Bienvenidos a este Abril en Meretrices. Es casi inconcebible que ya tan adentrados en este nuevo milenio, aún haya los quienes piensan que escribir, estudiar, leer o producir literatura es un acto inútil e improductivo. Pero así es, aún los hay, y desgraciadamente abundan. Hace no mucho escuchaba por allí: “la literatura no sirve para nada” y es que siendo francos ¿a quién le importa que Pearl Buck haya escrito importantes novelas sobre la vida en China siendo ella norteamericana y que a su vez haya sido la primer mujer en ganar el Premio Pulitzer y el Premio Nobel en la historia? ¿Qué diferencia hay si se conoce la nueva edición del Práctica de Vuelo de Pellicer o no? ¿O si se sabe qué es la estrofa andaluza o el verso isométrico? Porque en realidad conocer o no estas cosas no marca la diferencia descomunal que muchos creen debería separarnos del vulgo humano. Para nada, todo permanece igual.
---La cosa es que el arte y el desarrollo tecnológico van andando por diferentes caminos, cuando la experiencia dicta que deberían complementarse. Desgraciadamente la literatura se hace con lenguaje, con símbolos comunes. Se dice que su materia prima es la vida; ese lugar desconocido donde cohabitan la magia, la vida cotidiana y la capacidad de sentir. Aún así, lo más penetrante de la literatura es ese juego sin dados entre al autor, el personaje y su historia que se construyen en línea directa del lector a través de la escritura y la lectura.
---No se debe dudar hoy que la lectura y en particular la de la literatura no sólo sensibiliza, sino que fortalece el espíritu ayudando a comprender hasta lo más insignificante del mundo. Y es que la literatura no es otra cosa que la realidad representada en el texto. Realidad que inevitablemente nos hace pensar, reflexionar, sentir, discutir, disentir, argumentar y encontrar respuestas a preguntas que ordinariamente el mundo sofisticado de la cibernética y la informática no podrán responder jamás.
---Todos nuestros avances, esos de los que nos vanagloriamos, son producto de nuestra comunicación, de nuestro lenguaje. De allí la importancia de la literatura, porque refleja indirectamente al medio que la produce, a su estado actual, su historia y los signos que indican hacia dónde se dirige nuestro lenguaje; y con él todo el sector humano que se distingue por esa lengua en particular.
---Y la cosa no se detiene allí; la literatura es más que ese indicador de aspectos sociales, es, en sí, una suma vasta de valores, donde el más notable –pero no importante– es que se manifiesta la expresión de la belleza a través de la palabra. Y digo que no es la más importante porque el texto literario se centra en la palabra, haciendo con ella todo lo que se pueda hacer; la moldea, la extiende, la apoca, la distiende, la trabaja, la acuña, la transforma en una seria de imágenes descifrables que construyen el espacio textual y contextual donde los personajes no son los únicos que hablan, sino también los signos del lenguaje escrito, las acertadas combinaciones y danzas entre fonemas y sintagmas que podría volverse interminable.
---De aquí la permanente intención de Meretrices por mantener vigente la importancia de la lengua escrita, por exclamar lo imprescindible de sus valores y aportes. Desde luego que la decisión se encuentra en cada uno de nosotros. Gracias por continuar con Meretrices.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es uno de los mejores blogspot que he visitado, además usted -el señor director- es un excelente promotor cultural, mis respetos y muchas felicidades por su labor tan ardua.