Desde
el momento en que el Hombre se dio cuenta de su condición el
lenguaje se gestó en su seno y creció y se fortaleció en él. El pensamiento[1] es
un lenguaje anticipado, ¿es el lenguaje mismo? El lenguaje es una transmisión prevista
por el hombre en su interior y al mismo tiempo es la construcción de dos entes,
la idea y el concepto. A partir de que el
Hombre inventó un lenguaje cumplió
con su función, la de hacerse al nombrarse. El lenguaje valida al Hombre como Hombre y es, pues, una condición necesaria para Ser Hombre; el Hombre ya no puede Ser sin el
lenguaje, ahora el lenguaje es su condición. A partir de que el Hombre inventó un lenguaje cumplió con su
función, la de hacerse al nombrarse. El lenguaje valida al Hombre como Hombre y es, pues, una condición necesaria para Ser Hombre; el Hombre ya no puede Ser sin el
lenguaje, ahora el lenguaje es su condición.
La idea, con su
origen en el lenguaje, es el acto primordial que en el hombre define al
pensamiento; sufrió un cambio más drástico que el concepto, se hizo de
costumbres plásticas y se desarrolló a partir de una constante imitación de las
formas más complejas, en las que podía cumplir una misión como portadora de
mensajes, condición para que se cumplan el signo y el símbolo. Las ideas
tuvieron un papel importante en el desarrollo de nuestra “naturaleza divina”,
en el acto de ser Hombre, mostrando
con esto un orificio por el que el Hombre
asomó instintivamente los sentidos sin sospechar siquiera lo que acechaba
del otro lado de esa apertura: una sentencia seductora que le hizo dueño de
cierto numen. El concepto según la Real
Academia de la lengua Española (RAE) es una idea que concibe o forma el
entendimiento y el pensamiento expresado en palabras. El concepto, por
consiguiente, se ve afectado y evoluciona a la par de las ideas.
Cuando Octavio
Paz nos dice que la primera actitud del
hombre ante el lenguaje fue la confianza: el signo y el objeto representado
eran lo mismo de alguna manera nos dice que el lenguaje era el pensamiento
y lo comunicado surgía de ambos. Octavio Paz dice del lenguaje, pensamiento y
ritmo, que la necesidad de preservar el
lenguaje sagrado explica el nacimiento de la gramática, en la India védica. O
sea, en un primer y único intento por preservase a sí mismo, el pensamiento
inventó las acepciones. Con el nacimiento de la gramática en la India el
pensamiento hace que las palabras nombren; el objeto en particular adquirió su
nombre y la palabra, cada vez más, perdió su capacidad para nombrar la esencia
de las cosas y se abrió un abismo entre los nombres y las cosas que nombran. Ya
en La Biblia se relata el instante en el que el Hombre, al buscar grandeza en la conciencia que es consciente de ser
consciente, construye un monumento a sus intentos, monumento que llegaría a los
cielos y lo haría dios, la Torre de Babel; antes de terminar el proyecto
perdimos el λόγος y con él la comunión con el pensamiento. Todos, al querer
nombrar para hacer valer “nuestro derecho a ser creadores, a ser dioses”,
negamos la verdad del lenguaje, la de ser indecible o incomunicable a los demás
antes que a nosotros mismos, negamos al lenguaje antiguo que es el
pensamiento.
Los recuerdos
son el único vestigio de lo que alguna vez fue el lenguaje puro. La memoria es
la forma en que el lenguaje antiguo se ha preservado de manera incompleta, la
memoria es sólo uno de los rasgos de aquél lenguaje que hemos perdido y solamente
es cuando se piensa porque es en el
pensamiento donde esta capacidad vio la luz. Sin embargo hay un misterio que
intencionadamente, creo, no se ha resuelto quizá porque realmente “nadie” ha
sido capaz de hacerlo y es el siguiente: en el Hombre ¿el lenguaje precede al
pensamiento? o, ¿el pensamiento precede al lenguaje? Es muy probable que el
Hombre, antes de resolver cualquier
cuestión de comunicación con sus semejantes se afirmara como tal, como hombre.
El lenguaje es un atributo de todo. Al poseer la intención indirecta de servir
como un mensaje la existencia gestó, en su transcurrir, un ente consciente de
ser consciente y de saberse acreedor del lenguaje, del pensamiento que piensa y
se comunica los signos, del lenguaje que construye símbolos.
Primero se
asumió el signo como elemento esencial para el lenguaje y después, sólo
después, el símbolo surgió de entre las imágenes solventes. Anterior al
lenguaje escrito, hablado, gesticulado, etc., existió el pensamiento. Es aquí
donde la imagen tiene un papel preponderante en esa emisión de lo descifrado,
de lo resuelto, que es en los mensajes un sustento para poder afirmar que somos
conscientes y que, a demás, resolvemos esa consciencia al construir
significados que descifran los que pensamos. El pensamiento probablemente no es
algo que sólo el Hombre posee sino que el lenguaje, como pensamiento
descifrado, tampoco lo es. Con este preámbulo ahora podemos hacer, valga su
nulidad por lo hasta aquí previsto, definiciones o en su caso aserciones que
nos permitan continuar con nuestro análisis en un artículo posterior.
El lenguaje
natural tiene un lagar especial en nuestra diferenciación porque es, quizá, el
instinto de recuperación del lenguaje puro, del signo pensado. En sus
características, el lenguaje natural, tiene unos rasgos curiosos, por ejemplo:
el mensaje humano es temporal, con ello implica lo intrascendente de sus
comunicados, las palabras se las lleva el
viento; la función metalingüística solamente se agrega para afirmar su
anhelo que, en su caso, es la súplica por su vuelta a ser trascendente. El
lenguaje es un entramado de esqueletos significativos y necesarios, necesarios
hasta que se encuentran sintetizados en sistemas que efectúan redundantemente
su función, ser signos y pensarse para significar, los símbolos. El pensamiento
llega como algo entendido y que se entiende, ideas, imágenes, signos puros. El
pensamiento resuelve el problema del lenguaje natural y es en sí el verdadero
lenguaje natural.
El abismo al que
Octavio Paz hace referencia en sus estudios es, muy probablemente, el abismo
que ahora nosotros entrevemos entre el signo y el símbolo, abismo del cual nos
ocuparemos de manera exhaustiva en la parte siguiente, en un artículo
posterior.
Miguel Orozco Rico.
[1] Con
pensamiento, lo mismo que con lenguaje, me refiero al humano; será en otro
momento que hablaré de ellos como atributo de los animales.
1 comentario:
¡Muy bueno! Mi médico Miguel alías "El Nazi"
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