18 mayo 2009

Editorial

No sé si sea una realidad pues más bien creo que hay varias, pero sí es una teoría muy seria y respetada: El hombre está aquí por un accidente fortuito de la evolución, punto. Parientes cercanos de los simios, evolucionamos de este modo por una serie de eventos en los que nosotros mismos no tuvimos la menor injerencia. Así, sin magia ni gloria. Entonces venimos cumpliendo ciclos de una vida y ya, simple: comienza, ocurre, se acaba. Y pareciera que la mayor meta de la vida es encontrarle un sentido a la misma más allá de lo que en el fondo sospechamos que es. Pero así, como parte fundamental de la obra, está nuestra bizarra capacidad de razonar (aunque para algunos ésta es sólo parte de la utilería) y de aplicarla todo el tiempo para que nuestra plana y lineal existencia pase a ser un complejo entramado multidimensional de detalles místicos y secretos todo el tiempo por develar.  

La bronca es que a veces, como todo fenómeno humano, llegamos con la razón a los mismísimos límites de lo irracional. Exageramos en las teorías que nosotros mismos nos auto postulamos para hacer de las cosas como son todo menos eso, lo que precisamente son.

Con la reciente pandemia de gripe de puerco (virus de la influenza tipo A, H1N1) llegaron a mis oídos y a la bandeja de entrada de mi correo cientos de ejemplos de eso que algunos suelen llamar historias conspirofílicas. Ya no era una nueva mutación del virus producto de un descuido de laboratorio cuando estaban aislándolo para ser estudiado, era un plan fabricado por el gobierno americano en principio de los noventas para descubrir su reacción en la gente; un ataque de bioterrorismo orquestado por los iluminati para disminuir la población mundial y conservar el poder; un virus creado por las grandes farmacéuticas para ganar millones en la industria de la creación y venta de vacunas; una estrategia de Calderón para distraernos da la nueva anexión del ejército mexicano al pentágono y la legalización de las drogas que está en proceso; una Shock Doctrine impuesta por el bloque del nuevo orden mundial para que cuando nos rescaten sumen puntos de popularidad; un virus traído por los extraterrestres a Nuevo México y guardado por décadas hasta que fue liberado por una agencia de contraespionaje rusa; una señal del apocalipsis profetizado por los mayas para el 2012; una medida de la Organización Mundial de la Salud para combatir la vigente crisis económica a través de un apoyo global a la salud pública; un castigo del dios de los judíos por nuestro comportamiento impío; una mentira de los medios para provocar el pánico en el pueblo y que éste obedezca con mayor sumisión; una campaña de desprestigio por parte del equipo de López Obrador en miras de las próximas elecciones; y para muchos más, como yo, sólo una mala noticia.

Esto es evidencia pues, no sólo de la inmensa diversidad de opiniones que un mismo tema causa en la población, sino de la continua necesidad humana de ver las cosas con un mil trasfondos de conspiración, misticismo, paranormalidad, extraplanetismo, simbolismo, divinidad, indianajonsismo, y muchas otras más. O quizá simplemente es que no podemos acostumbrarnos a ver las cosas como realmente son. Bienvenidos al número de Mayo del 2009 en Meretrices. Diviértete. Haz tus propias conclusiones.

 

¿Qué hay que leer?

¿Qué hay que leer? Muchos hemos llegado a este convencimiento y nos urge difundirlo en todas las direcciones posibles. Leer es tantas cosas tan bellas, pero lo elemental es que nos hace sentir, nos vuelve más sensibles. Los que hemos leído toda la vida sabemos de esa dicha inmensa de divertirnos, ilustrarnos, conmovernos, asombrarnos e incluso indignarnos en compañía de un libro. Es un sentimiento tan fuerte que nos lleva, al finalizar la lectura, a estrechar un libro contra nosotros con la misma gratitud que abrazamos a un padre o a un maestro que nos ha dispensado un gran bien. ¡Qué dicha es leer! Pero tristemente, mientras no hallemos la forma de hacer sentir a los niños ese gozo, no lograremos que lean. No basta con comprar el libro y decir: “Léelo”. Es que tenemos que comprarlo junto con el niño, elegirlo en su compañía, tomar el libro con la mayor solicitud y cariño, observar su portada, la impresión de sus textos e impresiones, su colorido, saber quién lo escribió y llevarlo a casa con gusto, con entusiasmo, anhelando el momento de leerlo. ¡Y leerlo! leérselo al chico, con la mejor entonación posible, con el mejor ánimo de introducirlo en el ambiente y presentarle a los personajes. Explicar palabras, metáforas, todo lo que abunde en la comprensión, y manifestar nuestra propia satisfacción por la adquisición de ese “amigo” que permanecerá con nosotros y nos repetirá sin cansarse su discurso para divertirnos o enseñarnos. Démosle al libro un forro que lo proteja si es frágil, enseñemos al chico a tomarlo para leer, a volver sus páginas, a no mutilarlo ni doblarlo por ningún motivo. Hablémosle del respeto que debemos a quien nos hace bien y la necesidad de conservarlo en un lugar adecuado. “Casa sin biblioteca, casa sin dignidad” dijo Edmundo de Amicis. Con este proceder creo que estaremos dando un paso en la tarea de enseñar a amar la lectura.

Y cuando ya se sabe leer, hay otro paso que debemos dar en compañía del hijo o del alumno: escribir. No queremos formar un receptáculo de conocimientos y emociones, tenemos que dar capacidad para expresar lo conocido, lo sentido, lo aprendido. Si leemos el libro podemos empezar por escribir: este libro me gustó o no me gustó por esto o por lo otro. Hay que ayudar al lector a “sacar” lo que sintió antes de que lo olvide o mezcle con otras percepciones. Hablemos sobre el libro, sobre las frases que hallamos más hermosas o significativas. Expliquemos y apliquemos las palabras nuevas para el lector. Ayudémonos desde allí con el uso del diccionario, el “tumbaburros”, indispensable para el lector. Todo ello dará a nuestro aprendiz la oportunidad de adquirir hábitos y habilidades que le ayudarán en su vida de estudiante o de lector. ¡Claro! Todo esto implicará tiempo y dedicación, cosa que parece escasear en todas partes. Si no tenemos tiempo para todo ello, que siendo necesario es prescindible, compremos cuadernos y lápices y escribamos cotidianamente: recados, instrucciones, elogios, críticas, todo lo relacionado con la comunicación en la familia. Es muy grato volver a casa y ver sobre la mesa un mensaje de: “fui a comprar pan y otras cosas, no tardo. Un beso mamá.” Con este tipo de mensajes podemos conducir al niño o joven a encontrar una puerta que comunica lo que formula el lenguaje a la hoja de papel. Podrán así ir aprendiendo vocabulario, ortografía, puntuación en forma simple y gradual, ya que los mensajes se irán complicando en extensión y significado hasta llegar a lo muy importante: la carta que nos da la facilidad de la comunicación en ausencia, que nos hace pensar para escribir, que nos permite ensayar hasta lograr la identificación entre nuestro sentir y lo que expresamos en lo escrito. Si todo esto lo aprenden con mucha práctica y constancia, será un regalo inapreciable que hagamos a nuestros pequeños o jóvenes aprendices. Hagámoslo por un mundo mejor en donde escribiendo se entienda la gente.

Teresa Moranchell

LAUTRÉAMONT

  

El 4 de abril se cumplió un nuevo aniversario del nacimiento en Montevideo de Isidoro Duchasse, más conocido por Lautréamont, una de las figuras emblemáticas de la modernidad poética. El poeta y ensayista uruguayo Diego Techeira, autor del libro “Lautréamont, la construcción permanente”(Solazul ediciones, Montevideo, 2000)  aporta a nuestra revista el siguiente artículo. 

 

Isidoro Ducasse, poeta canonizado por el surrealismo, conserva hasta el presente su estigma de autor  “maldito”. Ello debido a que su implacable crítica a las convenciones morales y lingüísticas no han podido ser absorbidas o neutralizadas por la institucionalización o la moda.

Eso es lo que ha sucedido con la casi totalidad de aquellos creadores o movimientos que en su momento supieron engendrar la semilla del escándalo en diferentes etapas de nuestra cultura burguesa. La misma que a mediados del siglo XIX enjuició a Baudelaire y censuró sus Flores del mal. La que más adelante, comandada por oligarquías nacionalistas (habiendo hundido al mundo en el lodazal sangriento de la primera Guerra Mundial y conduciéndolo irresponsablemente hacia la segunda) se autoproclamara autoridad moral, e hiciera alarde de su celo por las “buenas costumbres” despachándose contra el credo iconoclasta de los surrealistas. Llegados los años sesenta, multitudes juveniles que aspiraban a “abrir las puertas de la percepción” y crear un mundo en el que fuera posible llevar “la imaginación al poder”, acabarían por transformárse en el chivos expiatorios de un lenguaje político que en nombre de la tan mentada “guerra fría” justificó las más ardientes pasiones criminales de las que el despotismo de una potencia o de un régimen militar impuesto por la misma pueden ser capaces.

Todas esas manifestaciones de rebeldía pasaron con el tiempo a formar parte de una historia que terminó por neutralizarlas, integrando el lenguaje que las caracterizaba a rentables tendencias de mercado y a una publicidad carente de límites éticos (siendo en ocasiones, bien mirado, lo que se presenta con formato artístico, una velada propaganda). El precio que paga por esto la sociedad es el de exhibir características esquizoides, proclamando (por ejemplo, a través de esa enorme industria de propaganda que es Hollywood por lo general) idílicas y hasta frívolos ejemplos de “libertad de expresión” que, bien sabemos, no resistirían ser puestos a prueba en la vida cotidiana del hombre común.

En definitiva, haciendo a un lado la mera expresión verbal o artística (esta última, a veces, entre comillas), poco es el terreno que se ha avanzado a favor de la verdadera libertad individual. Mejor diríamos que lo que han existido son marchas atrás con sus correspondientes y lentos retornos a donde estábamos antes (algunos insisten en llamar a eso “progreso”).

Pero (y aquí llegamos a lo que nos interesa destacar) por tratarse precisamente la mayor libertad lograda la que corresponde al terreno del lenguaje, difícilmente alguien (más allá de que sí se pueda sorprender) se escandalice demasiado ya con las obras de Baudelaire, Rimbaud, Tristan Tzara o inclusive William Burroughs. Ya estamos vacunados de espanto.

Si embargo, cuando hablamos de Lautréamont, el caso es sustancialmente distinto. 

Apariencias desnudas 1

Una de las características más notables de la poesía moderna consiste en su independencia respecto a cualquier parámetro exterior a su propia experiencia creativa. La proposición de una forma distinguible del contenido pasó a ser, para los artistas más comprometidos con su creación, un falso dualismo. La adecuación a una estructura determinada o a cualquier tipo de precepto será desechada rotundamente a favor de la más absoluta libertad formal para que el creador pueda desarrollar a través de su obra el lenguaje que ésta misma le imponga y no lo que le imponga la tradición o la moda.

A partir de la revolución romántica la creación artística es entendida y valorada en función de su intensidad expresiva, siendo cada experiencia creativa la que dictamina sus propias necesidades estéticas. Desaparece la noción de “estilo”, en la medida de que cada una de esas experiencias de creación es única e irrepetible. La prolongación de una fórmula estética significa estancamiento, limitarse uno mismo.

El vínculo que se establece entre la poesía y el lenguaje desarrolla entonces un proceso de descubrimiento de lo real que desecha la apariencia para alcanzar revelaciones de importantes márgenes de la realidad (del mundo y de la propia condición humana) a las que sólo mediante la intuición es posible tener acceso, quedando definitivamente establecido que la razón es un instrumento muy limitado de conocimiento. Einstein en el plano de la física y Freud en el de lo psicológico, serán los encargados de llevar a cabo en el campo de la ciencia el correspondiente derrumbe de preconceptos sostenidos en los razonables silogismos de lo aparente. 

Un rastro perdido 

            

Son muy pocos los datos acerca de la vida de Ducasse. El poeta que escribiera “Yo no dejaré memorias”, parece haber cumplido al pie de la letra con tal iniciativa. Casi podría decirse que el acceso a la escasa información biográfica de que se dispone no ha sido posible gracias sino a pesar de él.

            La publicación del Canto I de Maldoror en forma de folleto no lleva firma, y la versión definitiva publicada en la edición de Los Cantos de Maldoror se la identifica con un seudónimo: Conde de Lautréamont. Se hace por lo tanto evidente su interés en independizar a la obra del autor.

            Los biógrafos, sin embargo, se han servido de la creación poética para alzar ciertos espectros a modo de representación del misterioso hombre que la escribió. El recurso más frecuente ha sido el identificarlo con el protagonista de los Cantos, lo cual sólo puede ser interpretado seriamente como una aberración.

            Todo parece apuntar en la dirección señalada por el propio Ducasse cuando escribiera: “Busquemos ese cuerpo que no puede hallarse y que sin embargo mis ojos distinguen; merece de mi parte las más efusivas expresiones de una admiración sincera. El fantasma se burla de mí: me ayuda a buscar su propio cuerpo. Si le hago señas de que se quede en el lugar en que está, he aquí que repite mis propias señas...”. Precisamente una de las características del la obra de Duchase, señalada tempranamente por Roger Caillois, es la de adelantarse a todo intento de interpretación, burlarse de tales pretenciones parodiándolas.

            Entre los trazos documentales que nos permiten construir un esbozo biográfico de Ducasse, se cuenta con las actas de nacimiento y de bautismo: Isidore-Lucien nació en Montevideo el 4 de abril de 1846, hijo del diplomático francés François Ducasse, de 36 años de edad y de Célestine-Jaquette Davezac, de 24 años. Fue bautizado el día 16 de noviembre de 1847, habiendo ya para entonces fallecido su madre. Viajó a Francia por vez primera en 1859, con el propósito de estudiar, matriculándose en el Liceo de Tarbes para, a partir de 1863 continuar sus estudios en el Liceo de Pau. En 1865 se pierde todo rastro documental del poeta quien en 1865 realiza un viaje al Río de la Plata, visitando Montevideo y probablemente la provincia argentina de Córdoba.

            El Canto I se publicó en 1868, seguido, al año siguiente por la edición del volumen completo de Los Cantos de Maldoror. Los datos biográficos, a partir de entonces, se ven reducidos a algunos cambios de domicilio en París y a la publicación, en junio de 1870, de una obra tan detonante como la primera: una paródica revisión a la retórica y a los tratados de estilo, titulada Poesías.

            Isidore Ducasse falleció a las ocho de la mañana del jueves 24 de noviembre de 1870 en el número 7 de la calle de Faubourg-Montmartre, según consta en el acta de defunción, que se refiere al joven como “hombre de letras”, pero se cierra enigmáticamente “sin otra información”, dejando sin establecer las causas del deceso. 

El tortuoso camino de la obra           

           

La edición de Los Cantos de Maldoror, salvo los veinte ejemplares entregados al autor, fue retenida por su editor, Lacroix, quien temiera a la reacción de los funcionarios encargados de la censura.

            Un librero belga adquirió en 1874 los fondos de la editorial, entonces quebrada, pero tampoco se atrevió a distribuir el libro. Debieron pasar 11 años para que decidiera mostrar un ejemplar a uno de los miembros del grupo literario La Jeune Belgique, del que formaba parte Iwan Gilkin, quien dio el primer espaldarazo a la promoción del libro. Convenció a sus amigos de comprar varios ejemplares, algunos de los cuales fueron enviados a Francia, y por esa vía llegó a manos de León Bloy, quien hace la primer referencia a Lautréamont en su novela El desesperado. Dice que se trata la suya de “una obra única y llamada a tener probablemente resonancia” pero que “carece de forma literaria; es lava líquida, algo insensato, negro y devorador”.

            Así se inicia la leyenda negra de Lautréamont. Bloy agregaría en un artículo que el autor de ese libro “murió en reclusión” (imposible imaginar el origen de semejante error) e insistía en la locura del escritor, recomendando evitar la lectura de Los Cantos de Maldoror.

            Rubén Darío conservó la misma actitud cuando, a través de su libro Los raros, lo presentó al público castellano con frases como: “No hay que jugar al espectro porque se llega a serlo”, o “quien ha escrito los Cantos de Maldoror puede muy bien haber sido un poseso”.

            Ducasse dejó muy claro que esperaba tales reacciones, al increpar en el inicio mismo de la obra al lector, incitándolo provocativamente a abandonar su intento de continuar la lectura y penetrar “semejantes landas inexploradas”. 

El triunfo de la imagen 

            La importancia adjudicada a la obra de Ducasse tiene como directos responsables a los miembros del movimiento surrealista, que adoptaron una defensa intransigente e incondicional de aquellos escritos que confirmaban como ningún otro el postulado de Breton: “La belleza será convulsiva o no será”.

            Semejante reversión del concepto de belleza encuentra su estandarte en la famosa comparación de Lautreámont: “hermoso como el encuentro fortuito entre un paraguas y una máquina de coser sobre una mesa de disección”.

            La influencia de Ducasse sobre el surrealismo no se reduce al ámbito poético. Probablemente Marcel Duchamp sea quien más aprovechó la ruptura de los vínculos entre el objeto y el concepto propio de la obra ducassiana, y por esa vía (hay que recordar que Duchamp radicó en los Estados Unidos) el movimiento de artistas conceptuales de los años 70 le debió a Ducasse seguramente más de lo que sus propios exponentes pudieron ser capaces de imaginar.

            André Breton exigía de los artistas “el ojo en estado salvaje”. Si Lautréamont es considerado el padre indiscutido del espíritu surrealista se debe, precisamente, a esa característica que en su obra alcanza a ser por momentos radical: la imagen y la palabra, en estado salvaje, no representan al mundo sino que lo presentan. El método es crearlo

Diego Techeira: 

http://mx.geocities.com/artecheira_web


1 Apariencia desnunda: Adopto por coincidir con la idea que quiero expresar el título de un libro de Octavio Paz acerca de la obra de Marcel Duchamp.

A dos de tres caídas

Una mañana agradable, Galileo Galilei, antiguo estudiante y entonces profesor de la Universidad de Pisa caminaba presuroso hacia la famosa torre inclinada de esa ciudad italiana. Su intención era la de comprobar la teoría de Aristóteles, uno de los pensadores más importantes de la antigüedad y que pocos se atrevían a cuestionar; en la cual postulaba que los objetos pesados caían más rápido a la tierra que los ligeros, porque la caída se daba en función de su peso

Lo acompañaban alumnos, quienes acudían para aprender una lección de la naturaleza preparada por su maestro; sus colegas quienes lo más probable iban a burlarse del fracaso que creían iba a ocurrirle a Galileo, pues no estaban de acuerdo en que osara oponerse a las ideas del tiempo.

Según los relatos de su secretario particular Vincenzo Viviani, el científico italiano Cuando llegaron a la torre, Galileo traspasó la puerta de la torre, ascendió los siete pisos y se situó en el lado inclinado más próximo al suelo. Entonces sacó de su bolsa dos objetos que había elegido cuidadosamente para intentar el experimento: el primer objeto era una bala esférica de cañón hecha de hierro fundido; el segundo de los objetos era otra bala pero de fusil, diez veces más ligera que la primera. Aunque los historiadores afirman que quizá no lo llevó a cabo realmente es una de las grandes leyendas de la ciencia.

La intención de Galileo era la de demostrar con este experimento que los cuerpos caen a la Tierra con la misma velocidad aunque sus pesos sean distintos. Si tenía razón, las dos esferas que participaban llegarían al suelo casi al mismo tiempo. El experimento se realizó. Galileo soltó simultáneamente las dos balas desde una altura de aproximadamente cincuenta metros, sin ningún obstáculo que las detuviera.

Los espectadores sorprendidos miraban a Galileo asomarse desde el filo del séptimo piso: las balas habían caído al mismo tiempo. Durante el experimento se comprobó que todos los objetos llegaban igual a tierra, independientemente de sus tamaños y materiales. Una fuerza misteriosa (que luego se identificaría como gravedad) provocaba la misma aceleración en cada una de ellas.

Al parecer el experimento ya era común entre otros científicos contemporáneos a Galileo. Mito o verdad, a Galileo se atribuye el descubrimiento de lo que hoy conocemos como “Universalidad de la Caída Libre” o “Principio de Equivalencia”, una de las bases de la física moderna, retomaba por Albert Einstein al postular su Teoría General de la Relatividad.

Prof. Servando Macías Fermín

4ta Asamblea Nacional de Afectados Ambientales

En términos ambientales esta Asamblea se realizará en un contexto problemático para los mexicanos en el que hay evidencia clara de lo que los grandes capitales hacen al contaminar nuestro ambiente, con su forma de producción salvaje que ha propiciado las condiciones para la generación y propagación de una variante del virus de influenza. Para cualquier parte que miremos la imagen es de destrucción. El territorio, los recursos naturales y el medio ambiente están siendo depredados por el capital (industrial e inmobiliario) con el consentimiento de los gobernantes. No importa si es en la ciudad o el campo. En cualquier territorio que el capital vea algún espacio o algún recurso natural “explotable” de inmediato propone al gobierno correspondiente un “proyecto sustentable”. El gobierno responde favorablemente afirmando que en verdad se trata de proyectos que respetan la naturaleza y enfatizando la importancia de crear empleo y atraer inversiones. Los medios y los asesores ambientalistas pagados por los gobiernos legitiman estas decisiones y estos discursos. Así, se cierra el círculo vicioso y perverso que ha llevado a que ahora millones de jaliscienses y mexicanos estemos al borde de la muerte por el profundo deterioro que se ha provocado a la naturaleza.

Hace un año, el 14 de abril de 2008, alrededor de cuatro mil personas de los municipios de El Salto, Juanacatlán y Puente Grande, entregamos al gobierno de Jalisco un pliego petitorio (que anexamos), mismo que no ha merecido ninguna respuesta concreta. Mientras tanto en El Salto y Juanacatlán la noticia cotidiana es el fallecimiento de cuando menos 4 o 5 personas por semana debido a la contaminación del Río Santiago. Los pueblos de Temacapulín, Palmarejo y Acácico mantienen la resistencia porque el gobierno, a pesar de la oposición popular completa, no cede en sus intenciones de inundar dichos pueblos para construir la presa “El Zapotillo”. La comunidad indígena Wixaritari de Santa Catarina Cuexcomatitlán se sigue oponiendo a la construcción de la carretera Bolaños-Huejuquilla porque nunca fueron consultados y pasará por lugares eternamente sagrados.

En Ayotitlán, con la oposición de la comunidad indígena nahua, la minera Peña Colorada en contubernio de algunos ejidatarios sigue extrayendo oro, plata y hierro del subsuelo y contaminando las aguas. En la zona metropolitana de Guadalajara las constructoras y particulares siguen empeñados en destruir el bosque “El Nixticuil”, ya sea construyendo fraccionamientos o ampliando calles y avenidas.

El proceso de destrucción de los bosques La Primavera y Los Colomos continúa; el histórico manantial “Los Colomitos” está en riesgo por el fraccionamiento que construyeron a pocos metros de él; la primera línea del macrobús permitió la tala de cientos de árboles, el cambio de fisonomía de la Calzada Independencia pero sobre todo se constituyó en un gran negocio para los empresarios que fueron beneficiados. Sin conocer de sus resultados, ya se están realizando los planes para la construcción de las líneas dos y tres de este sistema de transporte pero ahora con mayores costos en su construcción que son inexplicables.

La lista de agravios, daños y delitos ambientales es interminable y ni siquiera hemos mencionado nada de nuestros principales cuerpos de agua: La cuenca Lerma-Chapala-Santiago-Pacifico, La Cuenca del Ahogado, La Laguna de Cajititlán, La depredación de la selva baja caducifolia, en Juanacatlán, y la devastación de la Isla en el territorio Coca de Mezcala.

Así como localmente nos pasa, pasa en todo el país: la contaminación del agua, del aire, la tierra, la exposición de la gente a los basureros, descargas residuales a los cuerpos de agua, envenenamiento de los mantos freáticos por lixiviados, la deforestación y por ende la erosión de los suelos, contaminación del aire por el automóvil y las industrias, saqueo de recursos naturales, etc.

Por todo lo anterior, las comunidades, pueblos, colectivos y organizaciones sociales que somos los afectados ambientales de México, a través de la discusión asamblearia nos vamos constituyendo, fortaleciéndonos, en la inteligencia y el corazón, convencidos de que esta es la mejor forma organizativa, realizaremos en la cabecera municipal de El Salto, Jalisco, durante los días 30 y 31 de mayo, la IV Asamblea Nacional de Afectados Ambientales.

En ella informaremos cómo estamos luchando cada quien en su lugar y cómo nos está yendo. Entendiendo que la Asamblea es un espacio abierto para los afectados ambientales, donde se vierte la palabra y que está en función de los compromisos que se generan de las necesidades en nuestras comunidades, y para pensar los modos de enfrentar y resolver colectivamente en la unidad y en las acciones. Discutiremos, cómo entre todos podemos organizarnos como asamblea, redefinirnos en torno a ella, cómo nos repartimos el trabajo para enfrentar mejor al capital y a los gobiernos que están destruyendo la naturaleza y están despojándonos de nuestros territorios y recursos naturales, haciéndose cada vez más visible la degradación que producen las inversiones extranjeras, con el pretexto de los mega proyectos.

Hay tanta desesperación, que es fácil pensar en la posibilidad de ir solos, de no dirigirnos más a los gobernantes y ver cómo, de forma autónoma y autogestiva, entre los propios pueblos intentamos solucionar nuestros problemas. Pensamos que no se puede seguir confiando en gobiernos corruptos e ignorar la destrucción del medio ambiente, pues mientras el país presume libertad, mata a nuestra gente. Nuestra lucha no pide favor o clemencia, es una exigencia.

Estamos en un momento privilegiado, pues ante la adversidad que enfrentamos, cada vez más gente cobra conciencia del alto costo de no decir nada. Conforme hemos avanzado en nuestras luchas particulares, hemos ido sumando gente, que agrega ideas, esfuerzos y entusiasmo para cambiar las cosas. También nos acompañamos en nuestros sufrimientos, nos damos valor unos a otros. Nuestra lucha es por una vida digna y para detener la destrucción, el despojo y la privatización que los capitalistas han causado a nuestros territorios y recursos naturales.

FRATERNALMENTE
Agrupación Un Salto de Vida, El Salto, Jalisco, Alianza de Trabajadores de la Salud y Empleados Públicos, Asamblea Nacional en Defensa del Agua y de la Tierra y en contra de su Privatización, Colectivo Mezcala, Comité Salvabosque Tigre II, Afectados por la presa de El Cajón, Comité Salvemos Temacapulin, Acasico y Palmarejo, Ciudadanos por los Colomos, Grupo Ecologista El Roble, Grupo Meta, Promotores Ambientales de Juanacatlán, Brigada Callejera, Brigada 21 en Defensa del Petróleo, Brigada Ché Guevara en Defensa del Petróleo, Casifop, Ceccam, Cenami, Centro de Derechos Indígenas Flor y Canto, Oaxaca, Centro de Desarrollo Social y Cultural “Popol Vuh”, DF, Ciudadanos de Ocoyoacac, Estado de México, Ciudadanos por Contreras, Ciudadanos Unidos al Rescate de la Laguna de Acuitlapilco Tlaxcala, Colectivo COA, Jalisco, Comisión Local para la Preservación del Patrimonio Cultural de Valle de Chalco, Estado de México, Comité de Derechos Humanos Fray Julián, Tlaxcala, Comité del 68, Comité Pro Defensa de los Derechos Ciudadanos del Municipio de Tecámac, Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la presa La Parota (CECOP), Guerrero, Consejo de los Pueblos de Morelos, Consejo Regional Otomí del Alto Lerma, Estado de México, Coordinadora de Pueblos Unidos por la Defensa del Agua, Oaxaca, Coordinadora de Residentes de Tlatelolco, Coordinadora de Trabajadores en Defensa del Carácter Público del Agua, Ecoaldeas, Frente de Defensa del Agua de San Francisco Ocotlán, Puebla, Frente de Defensa del Agua, Cuautla, Morelos, Frente de Pueblos de Anáhuac, Tláhuac, DF, Frente de Trabajadores de la Energía, DF, Frente Regional Sur del Estado de México, Grupo ETC, Guardianes de los Árboles, Guardianes de los Volcanes, Tlalmanalco, Estado de México, Guerreros Verdes, Maderas del Pueblo del Sureste, Chiapas, Movimiento “La Esperanza se Respeta”, MLN, Michoacán, Movimiento Mazahua, Estado de México, Organi-K, Preparatoria Popular Tacaba, Pueblos del Alto Lerma, Estado de México, Red de Defensa del Maíz, Red en Defensa de la Ciudad de México, Sindicato de Empleados del Sepsiapa, Guadalajara, Jalisco, Unión de Crédito Mixta, Plan Puebla, Puebla, Unión de Pueblos del Oriente del Estado de México, Comisariado Ejidal y Delegado Municipal de San Luis Ayucan, Jilotzingo, Estado de México, Patronato de Rescate de San Antón, Morelos, Movimiento Ciudadano en contra del Relleno Sanitario de Loma de Mejía, Morelos, Unión Popular Benita Galeana, Asamblea de Barrios Santa María La Ribera, El Barzón de la Ciudad de México, FOSCYC, Comité de Lucha Popular, Coordinadora de Organizaciones Sociales, Asamblea de Barrios de la Ciudad de México, CCAT-UCAI, Hogar del Ciudadano, AZCAT, Proyectos Populares Urbanos, Sociedad Organizada en Lucha, Unión Popular Valle Gómez, FCOI, ARTZA, Fuerza Ciudadana Unida, Consejo de Gobierno Popular de San José del Progreso Ocotlán, Oaxaca, Comité de Padres de Familia en defensa de la Escuela Primaria ¨Manuel Lardizábal¨, de Tlaxcala, Tlax., Comunidad de La Piedad Michoacán, Comunidad de San Pedro Atlapulco, Estado de México, Alumnos interesados de la Escuela de Economía de la UNAM.

Asamblea De Afectados Ambientales

Depilada Fémina Leopardo y el atento GMP…

Me miro sentado y viéndote desinhibida correr desnuda por el centro de un espejo del tamaño del cielo. Sabías que yo estaba ahí, muy cerca, detrás de ti como verde mosca sobre tamaña comida recién sacada de la parrilla. Detrás de todo el olor de tus movimientos, detrás del brillo frío de tu silueta y el sonido de tus guiños en revuelta. Te vengo siguiendo por la sátira que representa verme al acecho y sobre mis manitas sostenido, y emitiendo silencio por germinarse en voces gustosas. Me aproximo más y más, sacando la lengua que habla y lame y saborea, mi lengua verde… amistosa/asquerosa.

Ando en el sacie de refrescar al cuerpo, tú sabes, cosas húmedas corriéndose bajo la capacidad fluida del éxtasis... Dispense un consejo usted, mi señorita carmín carmesí y Depilada Fémina Leopardo: ¿Por qué no hace caso del júbilo que se aparece en colores sin hacer uso de su mente?... o, ¿por qué le gusta que yo le vea así, rumiante como un toro en zona de matadero, alerta y a medio morir… o así, como la larva que algún día dejé de ser para empezar a agitar mis alitas?… Dígame qué haré entonces para que se crea que vengo con las manitas llenas de jalea “amarilla atractiva”, (justo cómo solía decirle al color de la mantequilla fundida el viejo Harding en el Nido del Cuco junto al viejo Randle Patrick McMurphy y junto al Jefe y a cuanta más de chifladotes en erupción volcánica). Síiiii, vengo con mis manitas muy ganosas de tomarte por la cintura y resbalarles como si estuviese moldeando mi nueva obra de barro erótico miniatura. -Artístico muchacho, siempre lo supimos te dirán al verte, aún siendo una mosca verde no deja de hacer arte con todo lo que toca.-

Me miro sentado en tu habitación porque observo que el tapiz vuestro sigue en reposo. Tú sigues fraseando limpias series de excitación con tus manos por el aire y seduciendo otras moscas como yo. ¡Ohhh niña!, niña loca y estúpida. Niña minina y un poco parda, sé que lo haces para hacerme parecer tonto e insignificante, y para asegurarme los celos como tornillos en ambas sienes. Sé que me quieres deformándome de resentido y de dudoso imbécil, como capullo. Pero eso sólo empeora tus planes. A mí me conserva en forma, niña de los espejos: es bismuto en mis ojos nena. Esta es mi forma de quererte para algo más que para verte, altiva, exquisita y, simplemente ilusionando a los demás, jugando a ser la flor de piel, o la misma carne viva. La merma de los vírgenes, finísima, distraída, desatada en plenitud enferma frente al espejo. Coneja saltarina, saltarina liebre de marzo o de Abril, pero no de Mayo. A Mayo y tan sólo a Mayo, le puede ser el que te abre de piernas frente al espejo sin objeción y el que te posee con fuerza, con ese su poderío que te hace jadear miles de veces. ¡Enormes pujanzas de un corazón de melocotón!, con esos tus labios carmín carmesí pronunciando las cosas más reptantes y haciendo burbujas del tamaño de una nueva vida y viviendo dentro de una de ellas. Haciendo una vida ahí dentro tan sólo para omitir la inquisición del externo ambiente, y para verte ilesa de tanto raspón y tanta maldición, o quizá, para seguirle jadeando sin presuras ante el envoltorio de los males y los bienes y todo lo que se me escape, recordando que ahora la diversidad asusta a cualquier vejete de los tiempos lindos, le espanta de las épocas de su recreo juvenil. Cuando esto era aquello, y el otro, era el utópico miembro de la novedad medrosa y chapucera.

Esperaré a que me entiendas que la vista frente al espejo es “vellísima”, tiene lo suyo, vellos naciendo por toda esa aromosa parte de tu encarnecido cuerpo. Es una tarea muy linda mirarle, desde aquí arriba… te veo tentar ese frente.

¡Qué guarida!, Dios Todopoderoso y creador del Cielo y de la Tierra, Madrecita de todos los adultos dementes. ¡Qué clase tiene! Eso es un buen coño, un fino y potente e inmejorable coño con ese adorno navideño de color manzano creación. ¡Fuhhhhhh, qué radiante! Es mejor que lo mejor que me ha tocado vislumbrar en esta vida de linduras y mierdas adjuntas que llevo. Había sido siempre un poco selectivo en estos temas, pero a la vez lo tomaba sin importancia. Y ahora, creo que he cambiado. He dejado de ser un simple insecto díptero para convertirme en - La Gran Mosca Panteón- (GMP): La más veloz en suspicacia y determinación.

Yo, tan putrefacto y molesto, tan sinceramente empeñado en joder a quien se dejara y yo viera; tan infeccioso, yo tan febril a eso de la carne expuesta. Haciéndole de atrevido y de valiente algunas veces más que de cobarde. Ah, eso sí, sin ponerme muy al modo para ser acribillado por esas nuevas armas llamadas matamoscas. Me has de comprender que tu belleza es para mí pulcra y santa, es el amor de un buen hogar, o la lápida limada del buen pastor. Eres el desfallecimiento mismo de la inquebrantable alegría, el gozo, la fiesta eterna, la única razón por la que uno no muere y prefiere mejor volverse loco, de remate, de atar, de dar revoluciones eléctricas con cariño, loco de amor y sufragio sexual: un dictamen de noches sin sentir el frío del croar ranero, (propio de enfriar al más caliente).

Las ranas son putas, andan siempre tragándonos completos, bueno, y tú sabes que una puta, caballero que me escuchas y me estás leyendo, te traga entero, íntegro, de forma efímera/fugaz, de una lengüeteada, o chupada, o de un bocado o una mordida, o una mueca falaz. Sabe llevarse todo lo que eres y todo lo que serás, pues todo lo que fuiste queda detrás de ella. Ella sabe llevarte a que te conviertas en el término que tipos como yo usamos para ofendernos sardónicamente: “una relinga larva”. Entonces las putas son como las ranas para un GMP, sólo que las ranas nunca se dejan follar.

Es por todo lo que concibo, que yo siento haber cambiado, y que ahora que me muevo sobrevolando los 2,500 milímetros, con vista al paraíso de tus entrepiernas, con todo el lujo de los detalles fantasiosos, feliz de la vida que me ha tocado experimentar y vivir, tú marcas la diferencia entre un buen plato y un buen platillo. Un decorado platillo en su jugo y en su lugar. Y sin razón para perderse estas delicias, espero la coartada de la noche que te ordena pegar los ojos y quedar frente a ese espejo del que tanto gustas mirarte sin detenimiento. El sol, más que tu amante, en todo el día, parece tu sirviente. Creo haberle visto voltearte la cara como a eso de las tres y cuarto de la tarde, a esa fiel y corriente hora en la que ya se siente aburrido y fatigado, encendido en su miseria. Y tú, faltada de saciedad, desesperada, como con el fuego de una antorcha inflamándote los labios vaginales y aprovechando su luz que se escurría sobre ti como orines de borracho en pared cualquiera, jugueteabas sin descansar… Y a toda esta excusa de la noche, le debo mis momentos más hermosos, los más deseados por mí mismo, una y mil veces, y más si es que es necesario exagerarlo demasiado. Los otros sueños que nunca pudieron ser, me quedan absurda y justificablemente olvidados, arrinconados y empolvados en un circuito cerrado, un circuito de imprudencias alternas a los lirios en mis ojos. Y ahora que se erguía la Luna por encima de los techos gatunos de tu barrio, tan sólo me queda por frotarme las patitas y prepararme para el digno banquete de un GMP. Tus pestañas barrían el cuarto al cerrarse poco a poco, en un lento y profuso movimiento de sueño. Mamma mia… Soy todo un Caifán.
Francesco Rabanelli
-19/11/2008- 6:05 pm -
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IMSS

Recordaba aquella fatídica escena con la nitidez propia de un pisotón bien puesto, como si fuera de ayer, aunque había pasado de largo su niñez, pubertad y aunque tenía serias dudas acerca de haber superado la adolescencia. Su IFE la hacía adulta (al menos ante la ley). 18 años cumplidos pero seguía viviendo con sus padres, “hasta que me corran”, solía decir con sus amistades. Pero eso quizá estaba por cambiar, al menos eso sentía.

Se encontraban en la clínica no. 34 del IMSS a la espera de su turno para sacarse unas radiografías; debido a un dolor en el hombro, producto de una mala caída en sus clases de body combat. Había sido tres días antes, pero el dolor no le impidió salirse de su rutina, que consistía en dos cosas, o tres a lo mucho. En cambio su cinismo sí le permitió decir que acababa de sufrir la caída unos minutos antes y que el dolor era intenso. Tenía una cara de rasgos expresivos, con un par de flexiones cualquiera se creería que le habían metido unos cuantos balazos, sin ningún problema.

Estaba sentada en un rincón frente a dos puertas con letreros de buen tamaño: A y B. Puertas que flanqueaban una luz roja, roja pero tenue. Justo debajo y junto al conocido símbolo de radiación se podía leer:

Radiaciones - Zona controlada

Y debajo de la B:

Prohibida la entrada a toda persona ajena a este servicio

“Poca cosa”, pensó, comparada con dos preocupaciones mayores, el letrero que rezaba:

Si Existe la Posibilidad de que se Encuentre Embarazada, Informe al Médico o al Técnico Radiólogo antes de Efectuarse el Estudio.

Era claro el mensaje, aunque en algún punto se preguntó por qué no se habrían puesto también mayúsculas en aquel letrero a los artículos, adverbios y preposiciones que claramente fueron relegadas a iniciar con minúsculas.

¿Ignorancia o discriminación? Se planteó. Sinónimos, fue su veredicto. Lo mantenida no le quitaba su gusto por la crítica social. Su otra preocupación ocupaba la silla inmediatamente a su derecha: su mamá, preocupona y paranoica. Siempre estaba a la expectativa de que algún familiar suyo contrajera alguna enfermedad mortal (o al menos crónica) que justificara sus horas y horas de sobreprotección maternal. Solía preguntarse por qué a pesar de tanta atención puesta en su hija, ésta le hubiera salido tan inútil. Aunque sin saberlo su hija se debatía de manera interna por un tema que si bien le era conocido, en la práctica le sacaba cada susto: el control natal.

Debido a un alarmante retraso de 3 semanas el letrero que rezaba Si Existe la Posibilidad de que se Encuentre Embarazada, Informe al Médico o al Técnico Radiólogo antes de Efectuarse el Estudio, le estaba causando tremenda preocupación, debido a que su madre seguramente insistiría en acompañarla en todo momento. “Los hombres de hospital son muy mañosos m´ija”, le había repetido en diversas ocasiones, aunque aquella afirmación era imputada también a albañiles, policías, sacerdotes, futbolistas, etc.

Por lo anterior había pensado en hacer una discreta mueca para dejar sobre aviso al encargado de que sí, efectivamente estaba embarazada, pero que si se enteraba su madre seguramente sería apaleada e insultada durante un par de días, sin tregua.

Por fortuna para ella al escuchar su nombre, esperó la reacción de su madre, quien se limitó a decir: “¿Tas sorda? Te hablan, ándale”. Por lo que entró sin mayor contratiempo.

Mientras esperaba inmóvil en la posición que le indicaron recordaba aquella fatídica escena con la nitidez propia de un pisotón bien puesto, como si fuera de ayer, aunque había pasado de largo su niñez, pubertad y ya tenía pelos en el culo, como solía decirle su progenitora.

De niña, quizá de cinco años, había acompañado a su mamá a una consulta que no recordaba que era (ni le importaba a estas alturas). El chiste es que llegó un indigente con muletas y una pierna enyesada, el yeso estaba bastante sucio, igual que todo él. Después de dar el sermón chantajista de rigor ante una audiencia más bien apática, elevó su indignada voz para sentenciar: “¡les va a salir un hijo como yo!”

Christian Díaz

EN LA JUSTA MEDIDA

¿ Qué altura tocará el árbol que me corresponde?
¿ Hasta dónde su verdecido guante?
¿ En qué lugar sus raíces tejiendo el andamiaje?

Yo distancia y lejanía, tanto trasiego en la memoria.

Desconocido enamorado sin haber oído tu pulso verde,
El latido viajándote de hoja en hoja.
Este último verano pudo haberme besado tu sombra,
Y yo indiferente, uno se sustrae en risas,
Que estallan compitiendo con los soles.

¿Eras tú aquel donde apoyé mi espalda,
Y no sentí tu abrazo reconociéndome?
Yo tan distraída por el mundo.

Árbol mío te amo,
Por la tremenda locura de elegirme. Te soltarán raíces,
Y quizás sea el tiempo satisfecho de la fruta,
O hubiese nacido en las yemas el pétalo milagro.

Amado, el sol derramará su leche en el sitio de tu sombra.
Perderás los brazos, viajarás a las manos que te abrirán el pecho.

Ciega vendré a tu encuentro, ciego vendrás a recibirme.
Que caro destino verdeamor, no haberte divisado en la pupila verbo,
Haber mordido tu semilla, palpado una arista de tu follaje,
Y saberte mío entonces nombrándote bajito,

Seremos silencio cayendo en la tierra,
Entrecruzando raíces y tobillos, confundiéndonos en otro siglo,

Luego el largo dedo del sol nos señalará una primavera,
Y ya nunca más ajenos treparemos en el bosque,
Hechos en la justa medida para amarnos infinitos.



Oro Espeso

La noche abre su tienda de venenos,
sus escaparates de narcóticos
Retornas tú, el lanzador de cuchillos
perdido en las galerías de espejo,
te sientas al borde de las ruinas,
consultándome:
_¿Qué harías si tu memoria
se inundara de olvidos?_
Hundo mis manos en los lavaderos
y dejo caer sobre tus palmas,
puñados de oro espeso.


DE UNA MISMA LUZ

Una misma estrella

Moja la tumba
Del degollador de carneros,
Y del que destiló dátiles
A orillas del Gran Río.
Su saliva también resbala
Sobre la nuca y los aparejos
Del distante a una jornada,
Aquel que engarzó sus anzuelos
Y se hizo a la mar con canciones
Al precipicio del alba.
Su destello observó
Traficar hileras de ojos oblicuos,
Arropadas en pieles y sueños
Sobre el gran puente de Beringia.
Sus saetas sobrevuelan
Venerables ruinas,
Vencidas columnas
Mosaicos de delfines.
Ahora humedece los médanos
Donde mi padre silbó sus sueños,
Unge la dispersión del cuarzo,
Las diminutas caparazones.
Escudriña estropeadas cubiertas
Roza el abandono de los náufragos.
Ahora su índice señala
Los pasos del eco en las habitaciones,
El remolino de las hojas
Girando en los salones.
Las lágrimas que ven alejarse,
El azul carruaje del cobarde
Que dijo amar, huyendo enamorado.

Wilma Borchers

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Muerte de las Letras

Le hacen
Estudios antropológicos
A mis poemas,
Pues mis letras están muertas.
Que entre mis poemas tristes
Indaguen con prueba de carbono 16,
Por si encuentran
Algún rastro de amor.
Quizás en los escritos góticos
Encuentren algún
Vampiro,
O el retrato de Lilith
Con influencia del Romance.
Aunque de surrealistas
Sólo encuentren el estrato,
Sin Bretón ni son,
Y con el descontrol de Paz.
O el soneto reluciente
En dueto con la Generación del 27,
Aunque el Dadaísmo…
Tenga a Marx de anfitrión.
¡Qué más da,
Si mis poemas son ahora,
Tumbas de revenientes!


Marcia Romero

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Entre tus manos y mi corazón
se tejen las más dulces notas
de la melodía que has inspirado en mi ser.

En cada célula y molécula de espacio
se desarrolla el sublime sentimiento despertado por ti.

Y en la metamorfosis de mi cuerpo
se expresa el mágico arte de tu cuerpo sobre el mío.

Desplegando el incierto del futurose
desdoblan la certeza de lo eterno
y la incertidumbre de lo efímero,
dando paso a la dulce y mordaz resignación de lo que ha de ser...

Carmen Rodríguez