02 enero 2010

Editorial

Pues llegamos al último número del año 2009. Ahora, podríamos utilizar este espacio para hacer un recuento de lo sucedido en estos doce meses que como agua se nos fueron de las manos. El resultado sería, como cada vez que intentamos ser sinceros, descubrir que a pesar de las cosas trágicas, no todo ha sido tan malo ni tan negativo como para empobrecer nuestra capacidad de experimentar plenamente.
Descubriríamos entonces que el balance, a pesar de estar aparentemente nivelado se inclina un poco hacia el lado de lo bueno, hacia el lado que nos obliga a tomar el valor de lo vivido, que nos orilla a no lamentarnos y dar las gracias por lo que se tuvo y que se tiene, que nos lleva a reconocer que lo que en su momento vimos como una desgracia ahora estamos seguros que se suma a un pilar más sobre el que recargaremos nuestro futuro. Y el recuento sería justo, un tanto subjetivo pero justo. Y entonces sentiríamos un poco de satisfacción y trataríamos de recomenzar un nuevo ciclo en el que los errores cometidos no se repetirán jamás, una nueva era en la que trataremos de hacer lo que este año no hicimos; y haremos todo lo posible, todo lo que en nuestras manos descanse, por alcanzar las metas que consideramos como necesarias para lograr lo que queremos o pretendemos de la vida, antes de que se acabe, repentinamente, como se acabó este año y como se han ido todos los pasados que nos han dejado aquí, con esta necia necesidad de elaborarnos ciclos para no amargarnos y poder siempre tener más oportunidades para corregir las malas decisiones que en algún momento tomamos. Y entonces quizá algo nos diga que la vida es precisamente eso, un océano de oportunidades nuevas, una autopista llena de rutas alternas que llevan a un mismo sitio, un sinfín de momentos para actuar mal y corregirnos de nuevo; y encima de todo esto, tener todo el derecho humano para hacerlo, sin ser reprochados, porque siempre tendremos la oportunidad para empezar de nuevo. Y entonces ser felices no porque las cosas nos hagan felices, sino porque al final no tenemos más remedio. Y apretar los dientes y asentar la cabeza y decirnos a nosotros mismos que la conclusión es buena, que nuestro recuento dio frutos preciosos, que nuestra reflexión es acuciosa y acertada; y salir a comprar al pavo para la cena, los juguetes de los niños, la ropa para estrenar en enero, cualquier cosa que nos evite pensar que nos estamos engañando.

Y podríamos hacer eso, pero en Meretrices no estamos acostumbrados a los recuentos porque nosotros no creemos en los ciclos anuales, tenemos fe al trabajo, y fe a que algún día, producto de ese trabajo, las artes tengan el lugar que se merecen.
Feliz año 2010.

El arte tradicional contra las adicciones


Una línea de trabajo del Colectivo Artístico Morelia ha sido la permanente instalación de talleres para niñas y niños. Aún cuando se diseñan talleres para jóvenes, adultos y ancianos, acudir a la infancia es por demás importante, ya que nuestro país cuenta con una inmensa población infantil, mucha de ella en la extrema pobreza o, de plano, en la miseria.

Es precisamente en esos ámbitos poblacionales donde se desarrollan con mayor énfasis las adicciones. Muchos niños y adolescentes son remitidos a los antiguos albergues tutelares, hoy auténticos centros penales, por dedicarse a la distribución y venta de drogas. El Estado culpa a la familia por este descuido, sin embargo es el mismo Estado el culpable de que la niñez se inicie en el consumo de enervantes y narcotráfico. Ningún centro penal del país está capacitado para rehabilitar presos, los programas y dependencias oficiales dedicadas a la rehabilitación de delincuentes son una burla que los gobiernos hacen a la población.

El Colectivo diseñó un proyecto de rehabilitación para la niñez y la juventud que se encuentra en situación de riesgo o que ya ha entrado en conflicto con la ley. Dicho proyecto valida a la educación artística como promotora de habilidades especiales en el ser humano en general. Aún cuando la obra de arte, el producto artístico en sí puede influir en el ánimo de las personas y contribuir a una mejor calidad de vida, lo verdaderamente importante del arte es la práctica artística.

Llamamos arte al desarrollo de alguna habilidad humana. Los seres humanos tenemos una gran capacidad para desarrollar habilidades, es por eso que existen muy diversas actividades que entran en el rango del arte.

La carpintería se convierte en arte de la ebanistería por el desarrollo que muestra al obtener acabados perfectos, lo que ocasiona que todas las personas deseen tener en casa un mueble de tal naturaleza.

La preparación de un platillo de comida es, en realidad, el arte de ocultar un crimen. El trozo de pollo, de res, de cerdo corresponde a una parte de animal asesinado; se le cubre cuidadosamente con vegetales y frutos que también están agonizando frente a nosotros, porque frutos y verduras son también seres orgánicos. Se le llama arte culinario y tiene varios propósitos, el fundamental es despertar nuestro apetito y el práctico es proporcionar los elementos nutricionales que una persona requiere para mantenerse sana.

Maltratar animales es una actividad supletoria en el ser humano. Suple su natural tendencia a maltratar a otros seres humanos, de allí que sea una actividad que suele verse con complacencia socialmente. Hay por lo menos dos actividades en esta área que son comunes: el arte de la charrería y el arte de la tauromaquia.

Son tantas las artes que fue necesario llamar de una manera especial a unas que presentan un valor agregado, la persecución de ideales de belleza y perfección en los que caben elementos esenciales de la creatividad y de los valores humanos. Se les llamó bellas artes y están presentes en la vida toda de las personas, muchas veces sin que éstas se den cuenta.

Solemos apreciar el mundo como un conjunto de binomios: día y noche, bueno y malo, luz y oscuridad, bonito y feo, alegría y tristeza, salud y enfermedad. Son conceptos opuestos que rigen, de muchas maneras, nuestro paso por la vida hacia su extremo opuesto, la muerte. Normalmente no apreciamos los matices que existen entre esos binomios.

Por esa misma simplicidad apreciamos una tajante división entre lo que es el campo y lo que son las ciudades, territorios contrarios que, aún cuando son parte de un mismo México son, a la vez, una muestra fehaciente de las contradicciones en que vive nuestro país.

En este inicio del súper desarrollado siglo XXI persiste un injusto pleito entre la ciudad y el campo. La ciudad se sueña como paradigma del conocimiento, espacio ideal para el desarrollo humano, sitio para las oportunidades. Por el contrario, considera al campo como territorio de la ignorancia, el atraso y la barbarie.

Es un pleito que inició y mantiene la ciudad y va solamente de ésta contra aquél. Al campo no le interesa pelear contra la ciudad. La situación se torna injusta porque la ciudad vive del campo y en lugar de estar agradecida y pagar, de alguna forma, esa dependencia, arteramente suele acusar al campo de todos los males que aquejan al país.

La ciudad es, más bien, campo de cultivo de las peores ignorancias. Pero de que existe una barrera entre el mundo urbano y el campesino es indudable, ha sido levantada y sostenida por la ignorancia y los prejuicios, causando daños difícilmente subsanables.
La capacidad destructiva de la urbe es grande. Lo que ha atacado permanentemente es a la tradición, que se ha visto mermada y sobrevive a pesar de una sistemática labor en su contra. Aquí es donde se puede advertir la ignorancia citadina, que llama tradición a lo viejo, a lo obsoleto y retrógrado.

La palabra tradición, aplicada a una forma específica de vida, se comenzó a aplicar en el contexto antropológico e histórico desde el siglo XIX. Proviene del latín traditio, que significa “entrega” y se refiere a las normas y formas de convivencia con que cuenta una comunidad, que serán entregadas a sus jóvenes para que las protejan, enriquezcan y transformen. Esto quiere decir que la tradición es uno de los mecanismos con que cuenta la cultura para proteger a las comunidades.

En las comunidades tradicionales lo importante no es el individuo, sino la comunidad, mientras ésta esté bien, disfrutarán de esa bonanza todas las personas que integran dicha comunidad.

De aquí surge una de las principales críticas contra la tradición, a la que se considera impermeable y vulneradora de los derechos fundamentales, ya que éstos velan por el individuo y su razonamiento es contrario a la tradición: si cada uno de los individuos de una comunidad goza del respeto a sus derechos individuales, la comunidad se fortalecerá. Es fácil contradecir esta posición que surge de una falsa democracia; basta ver las sociedades cosmopolitas de nuestro mundo globalizado, donde ninguna ciudad se ve fortalecida gracias al respeto de las garantías individuales. Las ciudades de la globalización responden a las necesidades del mercado: unos cuantos ricos (que son los que gozan de todas las garantías individuales) y millones de pobres con la única garantía de ser explotados en beneficio de unos cuantos.

Mirando atentamente a la ciudad contemporánea, se advierte el énfasis que se pone en el individuo como célula madre de la sociedad. Desde la niñez se inculca en el individuo la idea del triunfo. Las advertencias de la madre, las enseñanzas de la maestra, los repetitivos eslógans de la televisión comercial, las campañas de superación personal, las ofertas de trabajo hacen creer a la masa informe de individuos de la sociedad que la única vía del éxito es convertirse en un triunfador.

Ser un triunfador significa obtener riqueza económica y todo lo que ésta puede comprar; se debe obtener pasando por encima de quien se pueda, aún por sobre las cosas, las personas y las ideas más nobles, comprendidas entre ellas la familia, la cultura, la tradición, la religiosidad, la bondad, etc. El ejemplo más alto de este tipo de egoísmo, que destruye todo en función del beneficio personal, se da en los políticos y en los narcotraficantes, que son equivalente y representan al crimen organizado: la obtención del poder a costa de lo que sea.

A la tradición se le acusa de crímenes inconcebibles, como el alcoholismo, los golpes a la mujer y a los hijos, el chantaje… pero todo esto se encuentra tanto en el campo como en la ciudad, en los pobres como entre los ricos. Falta en este panorama revisar otro hecho social que se llama costumbre. Ésta es un hecho repetitivo que se va agregando a las actividades cotidianas; algunas costumbres son buenas y otras no. Lo malo es que mucha gente usa la palabra costumbre como sinónimo de tradición. La costumbre se puede inventar, pero la tradición no. La costumbre es un hecho de cierta constancia, la tradición es una forma de vida.

Hay quienes aseguran haber establecido la tradición de reunirse la familia –o los amigos- frente al televisor para ver el fútbol, comer fritangas y beber cerveza. Esa es una costumbre y, de ninguna manera, una tradición. Son costumbres reunirse a jugar dominó, cartas, ajedrez; ir a misa los domingos; leer el periódico mientras se toma el café; dormirse a la diez. La costumbre es algo que se repite con cierta regularidad. La tradición es un todo.

La televisión comercial –fuente de muchos males de la nación- alienta activamente esa confusión. En muchos comerciales se invita a la gente a asistir a la “tradicional” venta navideña… a sintonizar el “tradicional” programa dominical… a embriagarse con la “tradicional” bebida de los mexicanos… Usa torpemente la idea de lo tradicional en lugar de lo acostumbrado.

La tradición es del lugar donde nace y no se puede trasplantar, no es posible que una familia que emigró a los EU reinicie allí la tradición de donde surgió, porque la tradición tiene que ver con la tierra y, al irse de ella, dejaron atrás su tradición. Y si algo tiene la tradición son fiestas. En la fiesta tradicional se reúnen la música, la poesía, el baile, la vestimenta, la comida, la bebida, la religiosidad y, claro, muchas costumbres. En la ciudad, en cambio, basta con una grabadora y una botella de alcohol para hacer una fiesta.

Lo que primero aniquiló la urbe fue la educación tradicional, cuyo objetivo era enseñar a aprender y su aplicación era individual, al ritmo del alumnado; fue suplida por la educación formal, que aplica programas masivos, iguales para todas las criaturas ya sean de los valles, las montañas, los lagos, las tierras calientes, las costas; quien no avanza al ritmo del programa, reprueba.

J. L. Rodríguez Ávalos

La crisis existencial.

Mis queridos lectores, supongo que el estar en cama por más de una semana, con una costilla rota, me ha hecho entrar en esa etapa que creo que le llega a todo ser humano en algún momento u otro. Aunado con el hecho de haber recientemente cumplido un año más de vida, y en esa etapa de la vida de muchas mujeres en que al acercarse a los cuarenta años, o sea, que los jóvenes me empiezan a llamar, “doña” y la gente se dirige a mí con un respetuoso “usted”…

En fin, me estoy haciendo vieja. Los hombres ya no admiran más que las líneas de expresión en mi rostro y mis pechos ya no están voluptuosos (no que alguna vez lo fueron). Pero las cicatrices que mis numerosas aventuras me han dejado en el cuerpo y ver a mis dos hijos rápidamente crecer, a mi madre que nunca la conocí joven hacerse más pequeña y bueno aunque no aparenta su edad los años se le dan a notar. Hasta mi pareja que me lleva veinte años, sólo viene de visita cada quincena. Vaya que la inactividad puede llevar a alguien a una pesada depresión.

Me estoy quejando porque no hay más que hacer. De nuevo mi laptop se ha dedicado a almacenar copias de las copias de las fotos que escaneé, cuando estuve por última vez en mal estado de salud, y el ponerme a rearchivarlas, me ha vuelto a llevar a ver mi pasado. Esas fotos de personas que estuvieron en las ocasiones especiales, los campamentos, los picnics, los cumpleaños, la familia que ya no está, o que está muy lejos como para mantener el contacto.

Hace que una se sienta vacía. Que pienses que ya lo has hecho todo y lo que no, realmente no lo querías hacer. La crisis. ¿En que puede uno soñar? Cuando ya no tienes ganas de soñar ni de hacerte ilusiones. La juventud ha heredado un mundo en el cual el arte ya no tiene escuela, la disciplina ha pasado a un segundo término. La rebeldía, como siempre es la actitud más normal. El que las personas traten de verte la cara, es el pan de cada día. Mis amistades sólo tienen problemas y quejas propias y ya nadie quiere enterarse de los problemas de los demás.

La sociedad se limita a la relación intima con una computadora. Si no tienen una propia, siempre hay algún lugar donde la puedas rentar y hasta tener una sesión de ciber sexo. No que yo lo haga, de hecho no lo entiendo personalmente. Pero el miedo a interactuar con los demás seres humanos nos va aislando. A mí ya no me gusta conocer gente, se involucran hasta ver como explotarte y después te dejan y peor aun se ponen a juzgarte sin haberse preocupado por conocer todos lo aspectos de uno. ¿Qué puede uno aún desear? Sin que miles de personas opinen al respecto. En el pasado, la gente parecía más humana, pero creo que muy adentro han sido siempre iguales. La ocasión hace al ladrón dice el dicho. Y aunque uno trata de obrar bien para dar un ejemplo a sus hijos, ¿Qué pasa si a tus hijos no les importa el ejemplo que les tratas de dar?

¿Cómo podemos realmente cambiar el mundo? Si el mundo se opone a cambiar. El gobierno sigue peor que nunca, los impuestos siguen siendo la noticia del diario. Todos tienen de que quejarse en vez de pagar lo que deben o de perdis abonar. Las deudas se lo comen vivo a uno y a veces no hay ni con qué comer bien. El escritor tiene la ventaja de poder crear su propio mundo, y el lector tiene la necesidad de escaparse de éste por medio de los mundos creados por los escritores. Esa es la única conclusión a la que he llegado. El crear, escribir, es una de las tareas más nobles. Se hace sin esperar nada a cambio. Ya que los escritos son como tener un hijo. Una idea se te mete en la cabeza. Va comiéndote por dentro, va viviendo en ti. La trama y los personajes se apoderan de tu tiempo. Les vas dando personalidades y detalles. Empiezas la investigación para que pueda ser cierto. Llega el momento en que hablas por ellos y como ellos. Y un día, es expulsado al papel como un eco sonido que confirma la existencia de la nueva vida dentro de ti. Entonces no hay marcha atrás. El escrito existe, contigo, sin ti, y a pesar de ti, nuevamente como un hijo. A veces, ese escrito es abortado y jamás llega a ver la luz. Pero aquellos que nacen y pasan por el partero, (el editor)… y son publicados. Dejan de ser tuyos, cobran vida propia. Y como los hijos, harán que seas o alabado o criticado. Pero estas ideas, dejan de ser tuyas. Entran en las cabezas de otras personas y son o aceptadas o rechazadas. Algunos escritos, así como algunos hijos, regresan a cuidar de sus padres. Otros los dejan abandonados y sin frutos del trabajo tan arduo que fue el traerlos al mundo en primer lugar. Si un escritor cría bien a su escrito, podrá ver algunos resultados. Pero si sólo los echas al mundo a valerse por si solos, al final te dejaran solo.

La gente necesita esas ideas. Para escapar de este mundo real que a diario nos enseña que no se puede vivir más en él. Ya sea en una telenovela, película, libro, artículo, o poema. Detrás de las risas, lágrimas, suspenso y emociones prestadas que todos necesitan, está un escritor. ¿Saben? Eso me alienta un poco. Ya que lo único que me gusta hacer es escribir, y sé que ustedes me leen cada vez que Meretrices sale a la luz. Y que quizá, les ayude a escaparse de este mundo un ratito leyendo mis ideas. Ya no me siento tanto en una crisis existencial. Gracias. Ahora la moraleja de cada artículo. Mmm… Cuando más desesperado te encuentres, y creas que ya no puedes más… cambia el mundo, haciendo aquello que te haga feliz.

Paloma Arau

El “No ser”: Concepto básico fuera de la educación actual


La retención de datos y memorización de conceptos sólo es parte de la educación, si el aprendizaje de un niño sólo se queda en ésto, y en el cómo y el qué hacer y no se engarza en el para qué hacer, se puede caer en el error de deformar la visión del menor con relación a él y su entorno, y esta educación de instrucción a la postre le debilitará su núcleo de identidad personal porque le dedicará más tiempo para conocer lo externo que lo interno. Un individuo que “no es” vive un vacío existencial inmutable, coexiste con la constante separación del sentido de vida, jamás se vuelve a reunir con ella, no llega a la revelación poética como lo manifiesta magistralmente Octavio Paz. El vacío le crea crisis de ansiedad que culminan en angustia para comenzar a transformarse en paranoia, su egocentrismo le crea apariciones; quimeras, deformidades y otras aberraciones que lo mantiene a la expectativa de un ataque, un abuso o una palabra amenazante en contra de su posición y fortuna. Su autoconcepto es exiguo, se siente excluido del universo, la envidia lo convierte en un desollado que con el menor movimiento del aire se hiere, se duele por todos lados, por todos y por todo. No vive, la frustración le provoca vómito negro y la alegría del otro le ulcera la estima. Se arma con un caparazón de soberbia y prepotencia porque tras esa estructura se encuentra un ser pequeño, débil e indefenso. El sentimiento de justicia le cierra la posibilidad de razonar otra posibilidad que no sea su justicia, y -como explica Freud- sólo es el resultado de una envidia original que un niño experimenta con respecto a todos los demás niños que poseen más que él… Estas personas enferman y contagian a sus alumnos, a sus hijos, a sus familias... a sociedades completas. La vida es una condena para ellos y un castigo para los demás. Por una cultura del egocentrismo países enteros viven en la miseria, ulcerados por la ignorancia.

Esta situación contemporánea logra en las personas una actitud de abandono interno, por lo mismo la juventud actual vive en un vacío persistente y prefieren dirigir toda su energía a fuentes exteriores que le aprueban fantasear y crear una cultura de la esperanza y la desilusión, que lo único que logra es que el individuo busque su seguridad edificando una estructura autártica, autosuficiente donde considera al amor y otras manifestaciones sensibles una amenaza para su seguridad. Individuos que crean conflictos para sentirse vivos y experimentar la reconciliación como un signo de vida. La no aceptación de sí mismos no les permite aceptar a otros semejantes a él, e intentan abusar de los que no actúan como él. No comprenden su interioridad porque son ignorantes de ella, andan como un pequeño descontrolado y perdido dentro de un laberinto de sí. Esta condición sólo refleja un egocentrismo pueril que no permite diferenciar entre el Tú y Nosotros porque sólo existe el Yo. Cuando otra persona difiere con sus conceptos y deseos toman una actitud hostil y a veces hasta peligrosa y su lengua se transforma en un puñal que pulveriza dientes, tritura huesos y despedaza almas.

En México, el señor del inframundo era Mictlantecuhtli, la palabra mictlan proviene de los vocablos “miquiz” que es morir y de “tlan” que es lugar. Como no existía el concepto católico de infierno, Mictlantecuhtli representa aquello por lo que los hombres mueren y por consiguiente se desfiguran; se descomponen, se pudren y se consumen. La principal actividad de este dios era engullir la sangre y carne humana... devorar espíritus. Está representado por un humano andrógino, desollado. Es un ser herido, dañado, revolcado en ardor, el cual está sufriendo a través de cada una de sus células y átomos. Metaforiza todos los vicios de carácter enclavados en un ser humano, es un ser que no desea ser, un ser que no pidió existir. En un escrito de investigación del Museo del templo mayor se lee: “En las pictografías aparece como un activo sacrificador armado de un hacha o de un cuchillo de pedernal y presto a extraer el corazón de sus víctimas. Es más, su nariz y lengua acusan forma de filosos cuchillos en códices como el Borgia o en las máscaras-cráneo descubiertas en el Templo Mayor. En vasos policromos y códices mayas, el Dios A ha sido pintado participando en ejecuciones y el Dios A' en siniestras escenas de autodecapitación, muerte violenta y sacrificio”. Es un dios de destrucción y regeneración temible pero al fin y al cabo una deidad, una omnipotencia enferma de envidia y soberbia que quita la vida y otorga otra donde todos son desollados y habitan en el tedio y la inercia desde el silencio y la oscuridad. Es una existencia arrogante, que vive dentro de su mundo donde es victima y victimario al mismo tiempo, perdona y castiga con el derecho que le proporciona su necedad de justicia. Coexiste en el vacío de sí mismo, en ese lugar donde nadie puede verlo, que es… la ausencia de él mismo. Esto, en un humano que se inclina hacia el lado del Thánatos, según Freud, no le importa autodestruirse con tal de destruir. La envidia les genera una carencia de valores y carecen de personalidad propia, es más importante lo que crea el otro de ellos, que lo que ellos confirmen de sí mismos. Examinando esta concepción del término envidia, sé que sin la existencia de este sentimiento o emoción algunos pueblos no hubieran progresado; pero también sé que algunos otros no hubieran desaparecido.
Obed González

DEPRESÍON (2)

CAUSAS DE LA DEPRESIÓN


Factores genéticos: Existe un mayor riesgo de padecer de depresión clínica cuando hay una historia familiar de la enfermedad, lo que indica que se puede haber heredado una predisposición biológica. Este riesgo es algo mayor para las personas con trastorno bipolar. Además, la depresión grave también puede ocurrir en personas que no tienen ninguna historia familiar de la enfermedad. Esto sugiere que hay factores adicionales que pueden causar la depresión, ya sean factores bioquímicos, o ambientales que producen estrés, y otros factores psicosociales.



Factores bioquímicos: Se ha demostrado que la bioquímica del cerebro juega un papel significativo en los trastornos depresivos. Se sabe, por ejemplo, que las personas con depresión grave típicamente tienen desequilibrios de ciertas substancias químicas en el cerebro, conocidas como neurotransmisores. Además, los patrones de sueño, que se ven afectados por la bioquímica del organismo, son generalmente diferentes en las personas que tienen trastornos depresivos. La depresión puede ser inducida o aliviada con ciertos medicamentos, y algunas hormonas pueden alterar los estados de ánimo. Lo que aún no se sabe es si el "desequilibrio bioquímico" de la depresión tiene un origen genético o es producido por estrés, por un trauma, o por una enfermedad física u otra condición ambiental.

El ambiente y otros factores de estrés. Los siguientes se han definido como factores que contribuyen a la depresión: la pérdida de un ser querido, problemas en una relación, problemas económicos, o un cambio significativo en la vida. A veces el comienzo de la depresión ha sido asociado con el de una enfermedad física aguda o crónica. Además, aproximadamente una tercera parte de las personas con cualquier tipo de trastorno depresivo también exhiben de alguna manera un trastorno de alcoholismo o fármacodependencia.

Otros factores psicológicos y sociales: Las personas con ciertas características tales como pesimismo, baja autoestima, sensación de falta de control sobre las circunstancias de la vida y tendencia a la preocupación excesiva son más propensas a padecer de depresión. Estos atributos pueden resaltar el efecto de las situaciones de estrés o interferir con la capacidad de enfrentarlas o reponerse de las mismas. Aparentemente, los patrones de pensamiento negativo típicamente se establecen en la niñez o adolescencia. Algunos expertos han sugerido que la crianza tradicional de las niñas puede fomentar estos rasgos y posiblemente es un factor determinante en la alta incidencia de depresión en la mujer.

Las personas que padecen de depresión, tienen ciertos síntomas característicos que les afectan casi todos los días por lo menos durante un periodo de 2 semanas, lo preocupante es que las personas que padecen esta enfermedad no se dan cuenta de los síntomas; los más comunes y característicos son:

* perder interés en las cosas que antes se disfrutaban.
* sentirse triste, decaído, inseguro o cabizbajo.

Y se asocian a los secundarios:

* Sentir que no tiene energía, cansado, o al contrario, sentirse inquieto y sin poder quedarse tranquilo.
* Sentir como que no vale nada, o sentirse culpable.
* Que le aumente o disminuya el apetito o el peso.
* Tener pensamientos sobre la muerte o el suicidio.
* Tener problemas para concentrarse, pensar, recordar, o tomar decisiones.
* No poder dormir o dormir demasiado.
Además, se asocian otros síntomas físicos y psicológicos, como pueden ser:

* Dolores de cabeza.
* Dolores generales por todas partes del cuerpo.
* Problemas digestivos o gástricos.
* Problemas sexuales.
* Sentirse pesimista.
* Sentirse ansioso o preocupado.

Tipos de Depresión

* Depresión leve. Cuando la persona (paciente) presenta algunos de los síntomas de la depresión y al realizar sus actividades cotidianas, le cuesta un esfuerzo extraordinario.
* Depresión severa. Cuando la persona (paciente) presenta casi todos los síntomas de la depresión y ésta le impide realizar sus actividades de la vida diaria.
* Depresión moderada. Cuando la persona presenta muchos de los síntomas de la depresión y estos le impiden realizar sus actividades de la vida diaria.

El desconocimiento de la depresión, como enfermedad con todos sus posibles síntomas, lleva a las personas a culparse a sí mismas por sus síntomas, y no saben que existen tratamientos para la enfermedad. Por ello si se presentan unos síntomas de la depresión debe acudir con su médico familiar o una dependencia de sector salud o médico particular, aunque lo ideal será asistir con un psicólogo. Por lo general, lo que sucede entonces es que:

* Se tratará de determinar si existe una razón física que origine la depresión.
* Se proporcionará tratamiento contra la depresión (medicamentos, actividades recreativas, etc.)
* Se recomienda al paciente asistir con un especialista de salud mental para que se le realicen más evaluaciones y tratamientos.


TRATAMIENTO



El tratamiento contra la depresión ayuda a disminuir la preocupación por su enfermedad y hace desaparecer todos los síntomas de la depresión permitiendo que realice su vida normalmente, como acostumbraba habitualmente. El tratamiento en una etapa temprana es más efectivo y mientras más tiempo transcurra antes de iniciar el tratamiento, será más difícil superar la depresión.

El progreso del paciente con el tratamiento puede notarse en unas semanas, aunque a veces el correcto tratamiento no es el primero y será lo más indicado cambiar el mismo hasta dar con el idóneo para cada caso en particular.

Los principales tratamientos contra la depresión son los siguientes:

*los medicamentos antidepresivos.
*la psicoterapia (hablar con un especialista en estos problemas).
*una combinación de los medicamentos antidepresivos y la psicoterapia.

Existe un tratamiento adecuado para cada uno de los tipos de depresión, y será su medico o su terapeuta el que diagnostique el tipo de depresión que padece y comience con el tratamiento más adecuado para su caso.

El tratamiento de la depresión generalmente se da en dos etapas, el primero es intensivo para hacer que los síntomas de la depresión desaparezcan, y el segundo, es de seguimiento, incluso después de que se encuentre bien, esto es muy importante porque impide que regrese la depresión y se manifiesten de nuevo los síntomas de esta enfermedad.

El tratamiento en conjunto puede durar unos seis meses, a veces, si la depresión es recurrente (tres o más episodios) se realiza un tratamiento de mantenimiento por un periodo más largo, 1 o 2 años.



Alejandro Ornelas.
Colaboración
Tania Alvarez Salinas.

La Pinta

¨El que a los veinte no es valiente, a los treinta no es casado y a los cuarenta no es rico, ese es gallo que clavó el pico¨. Del sesenta y siete a la fecha, ya le caí a los cuarenta y el versito que a los veinte me causó risa y a los treinta sentí cabalmente cumplido; el estado de cuenta hoy me dice que tengo que erguir el pico o dobletear turno. Nunca me consideré un problema para mis padres. Lo mío siempre fue el buscar la palabra correcta, la timidez, el desvanecerme entre la bola y esquivar el menor de los problemas, la disciplina era fuerte en casa y más valía no buscarle ruido al chicharrón. Pero… ¿Cómo darle la espalda a las tentaciones? Ramón, el hijo de la seño Aurelia, me tocó de compañero, y ese territorio inhóspito que me parecía la escuela en los primeros años, a Ramón le había servido de cuna, las historias de varazos y descalabros causados con el borrador de la seño Severa y la leyenda de la niña sepultada en la segunda planta de la escuela, eran propiedad intelectual de mi coposeedor de mesa-banco. Entonces, no puedo negar el sentimiento de seguridad y respeto que me causó, el saberme su amigo. Nada como amistar con el dueño de la plaza, dicen los plebes de Culiacán. Mas el precio llegó y había que pagarlo.

–¡Tú bien sabes que nunca me he hecho la pinta!, si mi jefa se entera, me va a poner una, que no me queda hueso sano, me cai. Ámonos a la escuela Ramón, chance y todavía está la puerta abierta, y no pasa que la seño Aurelia nos regañe.
–¡Qué escuela ni que nada! Dijimos que nos íbamos a la playa y no nos vamos a rajar. Mira, ya está la puerta cerrada, “valió maye” dijo Tello. ¡Ora sí! Tú dices a quién le topas ¿a la seño Aurelia o a tu mamá?
–No, pos me la pones fácil, ¿tú bailarías con María la del panteón?
–¡No manches ratón!, soy capaz hasta de estudiar, pero no me pidas eso.
–Ahí está, pa donde le busquemos está difícil.
–Te prometo, mi ratón, que no te vas a arrepentir. Vámonos ándale, compramos un birote con cajeta ahí con Chepa la de Mere y nos vamos pa la laguna.
–¡Hay camotes, calabaza! ¡¿No va a querer camote?!
–Órale, ratón, ahí te habla Don Lupe.
–No, paso. Yo prefiero mi birote. Ámonos ya, aquí en el mercado no falta quien nos vea y ya ves que aquí en Chapala, hay más chismosos que carpas en la Laguna. Antes de media hora mi mamá ya nos anda poniendo una tunda.
–Está bien. Ya nomás compramos unas papas en el súper de Don Fernando y nos vamos.
–¡Estás loco, ahí está diario Don Polo en la puerta!
–¿Y?
–¿Cómo que “y” Ramón? Es compadre de Don Robe y casi diario viene mi jefe a saludarlo. Capaz y le platica que nos vio.
–Ándale pues, tú apúrate y hazte como que vamos a un mandado a la parroquia.
–¡Uy sí, güey! Con lonche y refresco, ni que fuéramos a Talpa.
–¿Trajiste tu short o te piensas bañar en calzones?
–Sí, aquí lo traigo.
Las olas, la brisa, la playa, parecían dispuestas sólo para aquellos nóveles aventureros. El miedo se dispersó con el agua, el hambre desapareció con la suculenta vianda de Doña Chepa y la mañana nunca como hoy transitó intangible.
–¿Cuánto cobrarán la alquilada de las llantas? ¿Traes dinero?
–Sí, pero las llantas sólo las alquilan los domingos. Entre semana no vienen; y en lunes menos.
–Entonces, ¿no crees que venga hoy Chema el heladero? Nomás de escucharle su cantar de: “helados hay helados”, me imagino las manos pegosteosas y me veo quitándole el pedazo de cajeta que traen los de vainilla.
–Tú nomás pensando en comer ratón. Mejor sécate y vámonos al cerro de la cruz. Subimos acá por Lourdes y desde allá arriba vemos la forma de escorpión que dicen tiene la isla de los alacranes.
–Pa mí que esa es otra de tus historias.
–¿No me crees? Vente, vámonos.
Benditos ocho años. Como dice la feria de las flores, no hay cerro que se te empine, y antes de media hora, habíamos alcanzado la cima aquella, coronada por la emblemática cruz. Y por más temeraria que fue nuestra imaginación, la forma de escorpión de la isla, jamás se llegó a percibir, lo que avizoré sin el menor esfuerzo era el cúmulo de cates, fajazos, gritos, empellones, moretes y sopapos que el auto-impuesto asueto nos devengaría y pues aprovechando la inmediatez que me unía a la cruz, no me quedó otra que empezar a rezar. La tarde había llegado y el reflejo de la luna en el Lago, me hizo temblar.
–¡Ora tú! ¿Qué tanto murmuras?
–No murmuro, rezo. Yo no sé pa que te hice caso. A esta hora ya nos han de andar buscando, y no es que andemos jugando a las escondidas, te aseguro que aquí no va a haber quien diga, una, dos, tres por mí y por todos mis compañeros, de esta no me salva nadie.
El desasosiego que me causaba el encuentro con mis padres pronto se vio superado por el pavor que aún me causa la oscuridad. Si alcanzar la cima fue trámite por demás expedito, el descenso fue suspiro fugaz. Obviaré el encuentro con mis jefes, sólo les diré que todo resultó como dicen los partes médicos de lesiones: por sus signos y síntomas, el auscultado sólo muestra lesiones que tardan menos de quince días en sanar y no ponen en peligro la vida.
La vida siguió, cambié de escuela, de amigos, maestros; forjé una profesión y una familia. El recuerdo del día de pinta persistió más allá de los moretes, así como la amistad con Ramón. Hoy, plantado como el respetable maestro de Literatura, tengo el placer de nombrar entre mis pupilas a Mayra González, hija de Ramón y con propiedad le hablo a ella y a sus compañeros de responsabilidad y de cómo deben privilegiar las obligaciones al relajo, y de cómo su profe siempre cumplía con su deber… Quién me viera.

Rubén Salcedo
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KAIRA Y EL LAGO DE CHAPALA
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Voy por la carretera muy despacio, bajo la velocidadsólo con la intención de verte, platicar contigo, vercómo luces el día de hoy. A decir verdad estás espléndido, te mando besos, arrumacos,bendiciones, en respuesta te mueves ondeando el cuerpo.
Te sonrío, eres como mi nieta a sus escasos tres meses;según ella camina, habla, ríe, en fin, todo como si fuera unser adulto hecho y derecho. Veras, mi querido lago, algún día te llevaré a conocerel mar, el gran océano, ya veremos si te encoges y te das cuenta que eres sólo el mar chapálico; pero aun asíambos son una ternura, con esa inocencia,inicio de vida apenas brotando en cada crestade tus orgullosas olas. Los amo a los dos, doy gracias a Dios por estar en mi vida y contagiarme de pureza en la rutina diaria.
Evelia Lara Sierra
8 septiembre 2009

In tensión/cambio


el tiempo acumulado se condensó en un círculo sonoro
hasta aturdir
y el marco quedó vacío
hasta aturdir

acromática

la foto en un baúl
sorprendió al ojo
cuando el reflejo lo volvió impreciso

un abrir y cerrar el diafragma
para respirar
cuando la presión es alta



In acción/crisis



el órgano distingue las notas
los tintes
camaleónicamente
actúa según la presión
digiere
cada capa hasta llegar adentro
hace una hernia en la boca
a simple vista solo una mueca
en el labio inferior



In forme/mediación



una dosis en ayunas para calmar los ácidos
cuando el ojo tiene un espejo retrovisor
izquierdo
y la pupila aprieta
la boca del estómago




In tacto/cuestionado



sin soltarse
hace equilibrio en dos o tres ideas básicas
y el resto improvisa
o depende
de un capricho activo para cambiar el rumbo
una especie
de superstición asistida
promovida desde afuera
como objeto controlador



In cauto/expuesto



sobre la mesa la unión azarosa del cuerpo
se comprime
para acumular en cada articulación
un pacto
un secreto
en la palma de mi mano abierta



In púdica/ reacción


dejó el dedo en la llaga por más tiempo
por más
que le avisaron
apretó un poco
más
y se secó

la sangre abajo de las uñas



In humano/recorte



va creciendo como un hueso deforme atrás
en la nuca
un conglomerado de imágenes
poco claras
bajo el efecto de la primera luz

en blanco y negro
las sombras ni se sospechan

Anna Pinotti