21 mayo 2013

Poesía, Siomara España.




LA CASA VACÍA

no
invites a
nadie a nuestra casa
  pues   repararan   en
  puertas, paredes, escaleras
y ventanas, mirarán la polilla en los
rincones, los  cerrojos oxidados, las lámparas
 ciegas, arruinadas. no traigas a nadie
 a nuestra casa, pues no  tendrán  más 
                            que angustia              de  tu   mesa,
                            de  tu  cama,              del     mantel,
                            del mobiliario,             se  reirán  de
                           pena  por las              tazas, fingirán
                                              nostalgia
   de mi nombre
y reirán también de nuestra hamaca.
No traigas más  gente a nuestra casa
pues te escribirán canciones,
te entusiasmaran el alma,
te susurrarán traviesos,
sembraran una flor en tu ventana.

Por eso no debes, te lo ruego,
traer más gente a nuestra casa
pues se pondrán rosados,
verdosos, rojizos o azulados,
al descubrir paredes rotas
las plantas marchitadas.

Querrán barrer en los rincones
querrán abrir nuestras persianas
y encontraran seguro entre mis  libros
las excusas perversas que buscaban.

No traigas mas nadie a nuestra casa,
así descubrirán  nuestros absurdos
te llevaran lejos a otras playas
te contaran historias de naufragios
te sacaran  a rastras de esta casa.


****


DIOS ES UN HOMBRE GENEROSO

Dios es un hombre generoso
que me ha dado a veces,  cigarrillo y sopa,
que se sienta silencioso sobre la cama de mis penas
que me reza versos de mentiras que le creo,
porque dios es un santo generoso
que sabe lo que creo
como y cuando creo
Porque dios se asoma tras el humo de mis desventuras
Emerge como Efrit de su lámpara kamikasica
se ríe de mis fantasmas
se horroriza de mis aberraciones
y se coloca de espaldas en mi puerta.
porque dios siempre fue conmigo un hombre generoso,
porque dios es, un hombre generoso,
que no se cansa
de inspirarme
y de insultarme.


***


DESPEDIDA

Me despido de tu cuerpo,
de tus ojos, de tus manos,
de la cama vieja y de su estruendo,
me despido de las fiebres,
de los ecos de mis huesos en tus manos,
de tus  dientes mordedores.

Me despido porque es temprano,
porque aún escucho tus gemidos,
porque a chorros me sangran las heridas de tus besos,
porque aún escarbo la nostalgia de tu cuerpo.

Porque si no me marcho…
podríamos  ser felices.



1 comentario:

Silvia Quezada dijo...

"La casa vacía" me llenó el alma. Entendí y llené algunos huecos del pasado. Sé bien que no es científico, pero quiero decirte que tu poema imagen me conmovió, mucho, tanto, como cuando hace años la palabra "Llueve" era sinónimo de nostalgia.
Gracias,
Silvia Quezada