23 noviembre 2008

MÚSICA/ TEATRO (las constantes dramáticas)
Bonifacio Mercado*

LA HISTORIA DEL TEXTO

Escribí este texto como parte de una investigación acerca de las constantes dramáticas de los autores cuya obra ha sido punto de referencia de los críticos para mi tesis de licenciatura en Ciencias de la Comunicación, la cual, amablemente, se me pidió ser modificada por un tema más especializado en el área. Terminé por aceptar la propuesta de mi asesor por la necesidad de prontitud del papeleo. Necesitaba el título para continuar en el extranjero. Este era el capitulo tercero de un total de cinco.

Recibí mi titulo con una tesis, la cual en nada me entusiasma: Los sintagmas verbales del discurso político en los candidatos a Gobernador. Obtuve el trámite. El material lo deje para tiempos mejores. Y creció. Hoy es un libro en donde se menciona la obra de seis dramaturgos jaliscienses con el beneficio de la crítica. El texto para el mismo ha sido modificado para ese aún inédito libro.

El libro continuó creciendo hasta no encontrar un editor con sentimiento de arriesgue. No he buscado el apoyo institucional, lo confieso, por lo unidireccional de los criterios. Sólo en una ocasión lo metí a un concurso sin la menor provocación.

Efrén Roura me comunicó acerca de la edición del autor con cuatro obras: La Esencia, El Caso, Calle Luna, Calle y Éxito Radiofónico. Importante para el estudioso resulta esta publicación en coedición con Acento Editores y Acequia Va de Nuez. Las dos últimas ya fueron editadas. Aquí vemos las correcciones a las mismas. Lo que nos ofrecen una visión del profesionalismo del autor.

Un texto aparece publicado cuando se cansa de corregir. Pero aún ya editado, el autor lector revisa y recompone su obra. El dramaturgo es un profesional de las letras con la capacidad de autocrítica abierta a multiplicidad de lecturas.

En 199, Calle Luna, Calle, tuvo un montaje, según el autor, desafortunado por su lectura escénica. El 2008 el autor dirigió Éxito Radiofónico. Ambas fueron reestructuradas aún después de ser editadas, incluyendo una versión digital. La Esencia, en su versión inicial fue montada con el título: Aurora, La Esencia de la Copa, y presentada en foros alternativos, principalmente.

De Aurora, en esta edición quedó el trazo y algunos diálogos. Nuevamente la tarea del estudioso de la escena, siempre a la cacería de los archivos. La Esencia, tal y cómo ahora la leemos. Confiemos en que ahora la veamos escenificada, se encuentra en un punto de la madurez del autor. Sostiene los elementos musicales, tal como Jorge Ángeles lo mencionó algún día. Con una estructura poética, como lo menciona Víctor Manuel Pazarin, pero sobre todo con un manejo estilístico propio.

Existe una actitud lúdica con la sintaxis. Hace juegos de lenguaje rompiendo con las reglas sintácticas. Eso crea una mayor atención al actor, lo obliga a dar un giro rítmico. Como una obra serialista en la música. Lo lleva a otra lectura. Como lo hizo Valle Inclán en sus acotaciones.

La lectura de la obra toda de un autor nos lleva a buscar, primeramente, aquellos apuntes de sus primeros críticos. A convertirse en cómplice de más de alguno, y ya pasada la primera impresión, a ofrecer esa visión particularísima. Por lo menos, eso pretendo con esta incursión. Casi un informe de lectura de lo mencionado por quien se ha acercado a su obra con anterioridad es, en esta entrega, mi participación, un recorrido por la hemeroteca crítica, pero además, por su misma actividad, tampoco puedo dejar de incluir su obra teórica; con esto, engrandecer este acercamiento, insisto, informe de lectura a su obra dramática.

Hacer el seguimiento de un autor. Pasear por textos. Charlar con quien ha estado cerca. Contamina en la estructura sintáctica. Se dice en la comunidad médica el cómo, microbio que no mata engorda. Y este microbio de una sintaxis barroca me ha contaminado. Los sociolingüístas dicen de la contaminación semántica. Un efecto anagnorico con la obra de José Ruiz Mercado.

En el terreno de la informática, y dentro del territorio de la comunicación, el hablar de la obra de un autor, o del autor mismo, nos lleva a evaluar la importancia de este ante la comunidad. Cuando una obra pasa desapercibida por la crítica, de alguna manera ésta no tiene algo por decir a los demás. El problema de la recepción. Por una parte, el crítico tiene la función social de llamar la atención sobre una particularidad de la obra. Esto en el terreno académico. El del interés social, el crítico especializado, genera la atención del público. El llamado capital social.

La lectura de los estudiosos de la obra, los cronistas, los reporteros tienen una obligatoriedad ética, pocas veces ejercida. Una capacidad de lectura sin la cual, pueden desviar la atención del público. Ejemplos de esto hay muchos. Uno de ellos viene con el montaje de Aurora (la esencia de la copa), aparecida en el diario EL INFORMADOR, sin autor, con fecha 11 de noviembre de 1995. En ella se lee: Las obras de Ruiz Mercado, parecen más bien guiones de terror para video(...) Aurora, es una historia extraña; sobrenatural, no muy comprensible.

De seguro el autor de esta nota desconocía la llamada obra negra, en donde aparecen los antihéroes, pero sobre todo, la tradición mexicana de darle vida a los muertos tan característico de las leyendas tradicionales y las populares películas del Santo. Lo que es una aportación del teatro de Ruiz Mercado lo formula como una debilidad. De nuevo la importancia de hacer un seguimiento hemerográfico al estudio de un autor.
El subrayado es mío. La sobre adjetivación hace de este texto un subjetivo acercamiento personalista, el cual sólo demuestra la falta de lecturas de quien lo escribe. Lo salvable de este texto es la mención a dos nombres de los participantes, quienes se inician con el autor mencionado, motivo por el cual lo vuelve aún más meritorio en su aportación a la comunidad como docente: José Lira Robles y Fabián Luevano, quienes a 13 años están haciendo sus aportaciones a la escena.
Bonifacio Mercado*

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, pues leo tu escrito sobre Pepe Ruiz, me da gusto saber lo tanto que da su obra... y sí, es mi maestro. Atentamente. Fabián Luévano.
P.d. te invito a la obra Santa Mártir del Teatro, en el Centro Cultural El Reufgio en Tlaquepaque. saludos y´qué chingón esfuerzo están haciendo...