17 marzo 2009

Y al final morir

Busqué una palabra que significara todo…
Y la encontré cuando dije tu nombre.
Sihara Nuño

Inevitable como el batir de alas en una libélula, inevitable como el eco de las olas en el mar, así es, inevitable el valor de soñar. Imposible vivir sin respirar, la vida es… me parece, una hipnosis que transformamos en realidad. Eso a lo que cada uno de nosotros llamamos vida, nuestra verdad. Pero ¿al final?, al final cuando el encanto se ha roto, cuando la hipnosis termina como pinchazo de abeja indefensa, cuando la ilusión se hace nula y se nos termina (como dijera Albert Camus) la sed de la vida, entonces nos viene la inevitable muerte.

Cuando todo ensueño acaba podemos pensar: “que suerte la de estar muerto y no recordar nada de aquello que murió antes que nosotros”. Sí, el muerto ya no piensa, ya no siente, ya no evoca recuerdos de una juventud vigorosa, ya no evita pensar en los besos secos del amante, pues que fortuna.

Sin embargo hay quienes no mueren al tiempo, ni al fin de la materia, ni cuando los ojos son incapaces de deslumbrar su propia realidad, hay quienes enterrando el cuerpo tierra abajo descansan el alma y hay quienes cargan con sus muertos de regreso a casa. Este es Luigi Pirandello, quién en “Los huéspedes del recuerdo” vive con muertos que siguen vivos a través de él, porque los muertos no mueren cuando uno los piensa.

Este es un claro ejemplo de por qué lloramos cuando la muerte se hace presente, le lloramos al que nos arrebató parte de nosotros mismos cuando decidió que las manos se le pusieran tiesas al no tener motivos de sueño, lloramos a lo que ya no vemos de nosotros cuando aquél cerró sus ojos, y lloramos porque al final hay que morir.

Y para ponerme un poco menos poética y sí más académica sigamos hablando de otro excelente escritor y sus muertos. Es importante y fundamental, según mi punto de vista, conocer un poco del perfil de Fernando Pessoa, ya que nos permite entender la actitud de este escritor. Habitaba en él la necesidad de expresar una gran diversidad de ideas y estilos, místico, creyente de las propuestas masónicas, tenía fe en las reencarnaciones, en la vida en los diversos planos. Por ello la creación de sus heterónimos, sus otros yo con otras cosas que decir. Así mismo su poesía es una eterna reflexión, el amor, la música, la belleza y ese dios natural que nos comparte la vida. Con pensamientos sumamente profundos profesa sus ideales a la vida, a la muerte, al tiempo, a la añoranza de su tierra, creando palabras sin traducción como lo es saudade: añoranza por Portugal.

Conocedor de ciencias ocultas, describe el alma, la lluvia como una luz divina que lo iluminaba en la oscuridad, el temor de ser y no ser nada lo afirma él. Es consciente del ciclo de la vida y de la muerte y para tener el claro ejemplo:

“y cada lluvia que se enciende es mas lluvia golpeada en el cristal… y se apagan las luces de la iglesia en la lluvia que cesa”

Fernando Pessoa tuvo relaciones con el ocultismo y el misticismo, especialmente con la masonería y los Rosacruces (si bien no se conoce ninguna afiliación concreta a una logia o fraternidad de esas organizaciones), habiendo inclusive defendido públicamente las organizaciones iniciáticas en el "Diario de Lisboa", el 4 de febrero de 1935, contra los ataques por parte de la dictadura del Estado Novo. Su poema hermético más conocido y apreciado entre los esoteristas se titula "En el túmulo de Christian Rosenkreutz". Tenía la costumbre de hacer consultas astrológicas para sí mismo (según consta en su partida de nacimiento, nació a las 15h 20m; tenía ascendiente Escorpión y el Sol en Géminis). Realizó más de mil horóscopos.

Cierta vez, leyendo una publicación inglesa del famoso ocultista Aleister Crowley, Fernando encontró errores en el horóscopo y escribió al inglés para corregirlo, puesto que era conocedor y practicante de la astrología, conocimientos que impresionaron a Crowley, quien, aficionado a los viajes, llegó a ir a Portugal para conocer al poeta. Junto con él fue la maga alemana Miss Jaeger, quien se carteó con el poeta utilizando un pseudónimo ocultista. El encuentro fue amigable, pese a los graves desequilibrios psíquicos y espirituales que ya por entonces Crowley tenía y enseñaba.

Entre todos los heterónimos, Campos fue el único en manifestar fases poéticas diferentes a lo largo de su obra. Era un ingeniero de educación inglesa y origen portugués, pero siempre con la sensación de ser un extranjero en cualquier parte del mundo.

Comienza su trayectoria como un decadentista (influenciado por el Simbolismo), pero luego se adhiere al futurismo. Tras una serie de desilusiones con la existencia, asume una vena nihilista, expresada en aquel que es considerado uno de los poemas más conocidos e influyentes de la lengua portuguesa: Tabacaria.

El heterónimo Ricardo Reis se define como latinista y monárquico. De cierta manera, simboliza la herencia clásica en la literatura occidental, expresada en la simetría, armonía, y un cierto bucolismo, con elementos epicúreos y estoicos. El fin inexorable de todos los seres vivos es una constante en su obra, clásica, depurada y disciplinada.

Según Pessoa, Reis se trasladó a Brasil en protesta por la proclamación de la República en Portugal, y no se sabe el año de su muerte.

José Saramago, en El año de la muerte de Ricardo Reis continúa, en una perspectiva personal, el universo de este heterónimo. Saramago hace reencontrarse a Fernando Pessoa, ya muerto, con su heterónimo, que sobrevive a su creador.

Caeiro, nacido en Lisboa, fue la mayor parte de su vida un campesino casi sin estudios formales (sólo cursó la instrucción primaria), pero es considerado el maestro entre los heterónimos (inclusive por el ortónimo*). Muertos su padre y su madre, se quedó en casa de una tía-abuela, viviendo de una renta modesta. Murió de tuberculosis. También es conocido como el poeta-filósofo, pero él rechazaba ese título y pregonaba una "no-filosofía". Creía que los seres simplemente son, y nada más: se irritaba con la metafísica y cualquier tipo de simbolismo de la vida.

De los principales heteronimos de Fernando Pessoa, Caeiro fue el único que no escribió en prosa. Alegaba que solamente la poesía sería capaz de dar cuenta de la realidad.

Poseía un lenguaje estético directo, concreto y simple, pero aun así bastante complejo desde el punto de vista reflexivo. Su ideario se resume en el verso "Hay suficiente metafísica en no pensar nada".

Y aquí los dejo con algunas reflexiones para contemplar en la pared.

Sihara Nuño

*Nombre que designa a un escritor real que ha creado varios heterónimos.

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