07 octubre 2007

Editorial

Como muchos de ustedes notaron, Meretrices no circuló en el mes patrio, y no es por chauvinismo alguno ni por amor a la Malinche (una de nuestras madres meretrices), es que muchas cosas en este mes han pasado. Antes que nada quiero ofrecer una disculpa por este retraso, a nuestros lectores quienes son los primeros y casi en los únicos en que pensamos, y enseguida a todos los demás involucrados. La verdad es que cuando nació el proyecto de hacer una revista impresa y periódica que pudiera ser fondo y plataforma de la actividad artística y cultural de la ribera de Chapala, contemplamos un futuro paulatino, teníamos considerado un crecimiento gradual y sólo hasta un nivel en aquellos tiempos imaginado. Pero nuestras expectativas fueron ampliamente rebasadas a un estado que sinceramente no habíamos imaginado. Sé que esto no es algo que se deba de detallar pues pertenece sólo al ámbito interno de quienes hacemos esta revista, pero no podía dejar de decirlo. El hecho es de que Meretrices creció mucho y muy rápido y esto nos causó ciertas complicaciones (desde luego no son graves). ---Problemas de organización, de logística principalmente. Tuvimos que reacomodar nuestros organigramas, replantear nuestros alcances, sentar bien nuestra tradición literaria, esa que forjamos en casi un año de publicación, y construir sobre de ella. En lo interno, nada o casi nada ha cambiado, la revista sigue siendo la misma, con las mismas intenciones, temas, conceptos, técnicas y elementos comunes en nuestro presente y nuestras ficciones compartidas.
---Otro factor que nos detuvo en el mes de Septiembre fue la tromba del doceavo día de ese mes. Meretrices es una revista que por muchas cosas pertenece a San Juan Cosalá, está profundamente ligada a este pueblo y como casi todos los ribereños, nos tocó vivir la tromba de muy cerca y esto nos causó un gran impacto. Los medios informativos no exageraron al arrojar estadísticas de más de mil quinientos damnificados, cientos de estructuras dañadas parcial o totalmente. Aprovecho este espacio para agradecer a todos los miles que ayudaron directa o indirectamente a reparar el daño. A los que trabajaron con las palas como una extensión de sus cuerpos, a los que arriesgaron su integridad por poner a los demás a salvo, a los que se desvelaron días organizando la ayuda externa, a todos absolutamente.
---El desastre de San Juan Cosalá destruyó no sólo el futuro cercano de muchas familias haciéndolo más gris e incierto, también, y mucho más grave, destruyó su pasado, llevándose documentos, diplomas, fotografías irrecuperables y en muchos sentidos la historia de muchas de ellas. Agraciadamente la ayuda llegó admirablemente rápido y en cantidades considerables. Pero eso que aún sigue enterrado en las toneladas y toneladas de lodo ya no va a regresar. Así como el sentido de la seguridad y el tremendo susto que tardarán un tiempo en regresar a la normalidad, Pero en fin que lo que sobra ahora es tiempo.
---Así que en este Octubre Meretrices vuelve a caer sobre el riel en donde estaba, y qué mejor manera que dedicando el espacio a Don Héctor del Muro, fundador y director de El Charal de la Ribera, y un hombre comprometido con el periodismo cultural y la promoción de la misma en nuestra región. Además de ser un innato rescatador de leyendas e historias de nuestra identidad.
---Con esto agradezco tu permanencia, paciencia y pasión por el proyecto cultural de la ribera de Chapala. Espero que continúes con nosotros en los siguientes números pues eres quien le da vida a estas hojas de papel. Bienvenido otra vez.

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