20 agosto 2008

El otro lado de la luz blanca



Newton estaba fascinado por la luz pues conocía los estudios que el filósofo francés René Descartes había hecho sobre ella. Así que desarrolló una serie de experimentos durante los años que Newton duró en esa casa de campo y que lo llevaron a importantes conclusiones. Algunos de sus primeros descubrimientos fueron sobre la naturaleza del color. En esa época se consideraba que los colores eran el resultado de modificar la luz blanca –a decir verdad, del hecho de mezclar lo oscuro con la luz blanca en mayor o menor medida–. Newton pudo comprobar que el fenómeno era exactamente al revés. Usó primero un prisma para separar la luz blanca en el rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta y enseguida otra prisma para reunir los colores en luz blanca para demostrar que la luz estaba hecha de los colores y no al revés. También comprobó que el color no tiene nada que ver con el negro.
Usando esta teoría de luz y color Newton pudo continuar con el estudio de la óptica. Trabajo incansablemente para producir un pequeño pero efectivo telescopio usando espejos en vez de lentes. El experimento fue exitoso y toda Inglaterra estaba asombrada, incluyendo al mismo Rey. En 1672 Newton fue elegido miembro de la Real Sociedad. Entonces él pudo hablar sobre todas sus inéditas teorías sobre la luz y el color que lo hicieron llegar al telescopio.
Desgraciadamente, el filósofo y físico inglés Robert Hooke era el curador de los experimentos de la Real Sociedad, y era bien sabido por todos que no sentía simpatía por Newton. Entonces Hooke, a la sazón famoso por sus microscopios, discutió que Newton estaba mal en sus pesquisas y que en aquello que estaba correcto era porque había tomado prestadas algunas ideas del mismo Hooke en las que no había tenido tiempo para experimentar. Desde luego Newton enfureció. Cartas llegaban de algunos científicos de toda Europa expresando su disentir sobre las nuevas ideas de Newton y en apoyo de Hooke. Entonces toda Inglaterra dudó de Newton, tomó cuatro años para que la Real Sociedad repitiera el experimento de Newton demostrando que siempre había estado en lo correcto. Pero fueron cuatro años en los que Newton vivió una especie de infierno pues era tildado de loco y él no podía creer que la gente dudara sobre sus teorías especialmente cuando eran tan obvias.
Tras algunos años Newton escribía un libro sobre las ciencias de la óptica. Su idea era presentas sus teorías, explicar sus evidencias y asentar sus argumentos. Desafortunadamente el destino tenía otra cosa planeada para él. Cuando estaba por terminar el manuscrito salió a dar un paseo. Cuando regresó se percató que una de las velas que usaba para escribir había caído sobre el texto quemándolo en su totalidad. Su frustración fue tal que dejó completamente de trabajar en ópticas por mucho tiempo.
Finalmente publico su obra en 1704, que cambiaría la ciencia completamente y en todos esos años nunca dejó de discutir con Hooke ni le pudo perdonar que por su culpa hubieran desconfiado de él por tanto tiempo. Jamás se dejaron de odiar el uno al otro.
Robert Hooke era un hombre pequeño y deforme que tenía una inmensa joroba y unos ojos saltones. Así que, años después, muchos creyeron que Newton lo insultaba directamente cuando dijo su conocida frase: Si he vista más allá de lo que otros hombres han visto, es porque me he parado en los hombros de gigantes. Hooke era el opositor de un verdadero gigante.

Prof. Servando Macías Fermín.

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