09 noviembre 2010

AHORA QUE ME DETENGO A RESPIRAR.
José Antonio Santos Guede

1.
Fue fácil hacerlo.
La vida estaba presente,
Perfilada en los márgenes
De las imágenes
Que la retina captaba.
Supimos verlo.
Era lo cotidiano.
Cada persona era sombra.
Fue fácil hacerlo.
Cerrando los ojos
Dejaremos que la irrealidad
Entre en la consciencia.
¿Asegura eso
nuestra posibilidad de definir
los perfiles del presente?
Dentro de cualquier mente
La vida tiene torsiones
Que enturbian la percepción.
Tiempo perdido
En mil siluetas,
Tiempo muerto
Resucitado con la cierta
Solvencia
De un presente
De gente que sueña
Con algún otro modo
De entender el Paraíso.

2.

Una salida al infinito.
Un camino frente a los ojos
Que indica
Que posibilidad existe
En el caso improbable
De no saber qué hacer,
De no conocer la realidad
Que nos debería iluminar.
Un camino frente a los ojos.
Una vida
Que tal vez no sepa
Ser vivida.
Eso es cuanto se ve
Al mirar
El espejo.
Eso
Y no el reflejo
De perfiles
De los espectros que pueblan
La vida
Y configuran
La realidad.

3.

Estuve recorriendo la periferia
Del círculo
Que envolvía mi presente.
Estuve caminando
Y aprovechando los descansos
Para lamerme las heridas.
La luna parecía no querer
Brillar
En la noche huérfana de estrellas.
El sol
Calentaba y no quemaba,
Era un astro
Envejecido, caducado, insano.
Estuve viajando
Por el límite
De la realidad.
Me fui.
Volví.
Mi vida conseguía permanecer
Dentro de sus márgenes.
Mis ojos tenían
Un nuevo resplandor..
La realidad se presentaba
Opaca.
Vi el círculo.
Y en ese momento decidí
Girar mis pasos.

4.

Hice cuanto pude.
Mi alma arrastró cadenas
Entre brumas espesas,
Casi eternas,
Que apenas sabían comprenderse
Y que luchaban contra la luz
De la realidad de la calle.
Se hizo lo que se pudo.
Unos cantaban al amor,
Otros a la luna,
Los más a los tropiezos de la existencia,
Pero sólo unos pocos
Supimos remar contracorriente.


El río no era tan salvaje,
El presente no lo habitaban cavernas,
Los cuerpos estaban libres
De cadenas,
De barrotes.

Éramos nosotros
Y nuestro peculiar sentido estético.

Hice cuanto pude.
El Titanic se hundió
Tiempo ha,
Y muy, muy lejos
Del perfil de mi piel.

¿Por qué tanto cadaver ante mi?
¿Por qué tanto maniquí
en las aceras de mi ciudad?

Hice cuanto pude,
Lo juro.

Pero sólo unos pocos
Sabemos cabalgar nubes
Sin pensar en la caida.


José A. Santos Guede,
Ourense, España. Es autor de tres
novelas. De los poemarios Bolboretas
na memoria (escrito en gallego)
y Decadencias (español y rumano).


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PÁJARO MUERTO

Blanca Bátiz

Camino.

Mi mirada resbala,
cae ante ti.

-¿Me miras?

No hay más destino
que agachar el cuerpo,
dispersarse, detenerse.

Me difuminas,
me dispersas
y me detienes.

-¿Te tienes?

Yaces tendido,
no te hundes, ni te evaporas,
tomas una fotografía
mientras mis oídos incrédulos…

-¿Escuchas mi canto?

Tu respiración,
el viento
tus pupilas.
Sé que estás vivo.

-¿Vives?

Una lágrima
se mece en mis manos.

Tiemblas.
Tiemblo.

¿Eres tú el que me mira
o soy yo la que te mira?

-¿Estoy importunando?

Una voz me repite:
“No está muerto”.

Se mueve.

-¿Quieres que vuele?
¡Vuela!

-¡Resucítame!

-¿Cómo resucitar
lo que ya no vive?

Me inclino,
tomo el mando:
Es mi realidad,
tomo una foto…

Más cerca, más cerca,
lo abrazo en silencio,
beso su pico inerte
aún no espira.

-¿Soy una loca?

-¿Juego a ser Dios?

Llevo conmigo
mi ciudad
donde habitan
mis pájaros muertos.

Éste no es el primero.

¿Independencia o esclavitud?

Mueve sus alas,
cierro los ojos
y en aquel beso
me salieron alas.

Es mediodía.

Tengo que continuar.

Desapareces
en el abrazo sincero
de mi corazón mutilado
de estrellas.

-¿No hay cielo?

-¿Volaremos algún día
este mar de autos
que pretende ser cielo?

Comienzo a tutearte,
por qué te mueres,
ya no te mueves,
¡muévete...!

Sé que me ves
ves este cuerpo
que es cielo
que es mar.

-¿Quieres que vuele?
-¿Quieres que nade?

Llévame contigo
a donde no haya
pájaros muertos
que simulen vivir
o simulen morir...

-¿Muerte o vida?

-¿Hacia el sur
o en el centro?

Centro Sur,
no puedo mirar más.

Mi cámara se apaga.
mientras capto el silencio
el silencio aparente
de mi madrugada.

No hay más alas,
mi cielo
me invita un trago
y olvido mi pájaro.

Blanca Bátiz,
Guadalajara, Méx. Es poeta,
egresada de la licenciatura de
Letras Hispánicas de la UdeG.
Ha participado en congresos
internacionales de poesía.




1 comentario:

blaca_es dijo...

hola, me gusto mucho ese poema, de blanca , como puedo comprar algun material de ella? o como la contacto??