02 mayo 2011

Inocente Colectivo





En el transcurso de la publicación de estos relatos, me topé con la agresión a uno de los estudiantes de la UACJ que se manifestaba en el Foro Internacional En Contra de la Militarización y la Violencia, en la cual yo participaba. Una agresión de un disparo cobarde, por la espalda, de uno de los elementos de la Policía Federal Preventiva al joven José Darío Álvarez Orrantia, a quien le dedico este trabajo con todo el cariño posible.



La primera frase, o por qué no, poema, la rayaste en ese puente donde tiempo atrás un hombre había sido colgado desnudo y sin cabeza. Esa frase la deletreaste ya abajo:



“Los amigos del barrio pueden desaparecer; la persona que amas puede desaparecer”.



La siguiente en un crucero donde vieron por última vez a Melisa, tu amiga que ahora sólo ves en pesquisas. Te dispusiste a pintar en una pared la imagen del rostro de Melisa en rojo. De pronto sentiste que alguien te veía y nada; de reojo viste unas letras que decían:



“Nunca Más”.



Seguiste pintando y te sentías contento porque ella salió sonriendo. Así te gustaba recordarla. Terminaste con una frase que te gustaba tanto que solías cantarla:



“Conozco esta ciudad, no es como en los diarios”.



Y te la llevaste tarareando a casa. Ahí te bebiste unos tragos y te embriagaste, pensaste en quien te había visto, abriste una ventana y viste a una chica pintar en un baldío de tu calle esta frase:



“Nada podrá ser como antes en Juárez. Nos han enfrentado, tenemos miedo de nosotros mismos”.



Y debajo de estas líneas lo que parecía ser su nombre. Se echó la lata de pintura en la mochila y se perdió de tu mirada. Tú te fijaste que nadie la haya visto.

Apuntaste la frase de ella en tu cuaderno y lo echaste a tu mochila. Te quietaste los convers y el pantalón dikies y te recostaste en el sofá. La pondrías en lo más alto, en un espectacular para cuando ella volteara a ver al cielo la pudiera ver.



Al siguiente día la viste en el periódico: “Capturan a grafittero”. Ella posaba en la fotografía con la cabeza hacia abajo. No se le distinguía el rostro por su cabello. Sabías que era ella, por sus pantalones bombachos y su playera de tirantes. Al parecer seguía con la misma ropa del último día que la viste. Cambiaste de plan, ya no iba a hacer la frase de ella sino un viejo texto de Julio Cortázar:



“A mí también me duele”.



Y lo hiciste como lo habías pensado en el espectacular más alto y mejor aún con reflectores.






Carlos Macías Esparza, (Ciudad Juárez, Chih. 1978).
Es adherente a la Otra Campaña.
Forma parte del Colectivo José Revueltas.
Ha participado en diferentes encuentros de Escritores de la República.
Está en la Antología Cinco Escritores Jóvenes
de la frontera, del Escritor Edgar Rincón Luna.
Ha aparecido en las Revistas: Pluma del Ganso, Alforja y Va de Nuez.
Tiene el libro inédito de poemas Sobre Ruinas.
Actualmente escribe sus primeros relatos: La muerte lugar común.

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