20 agosto 2008

los días en la pared


LUEGO QUE FALLECIÓ mi padre, llegaron algunas obligaciones no previstas, como las de despachar sus pertenencias de muerto. Un par de cajas de cartón, repletas de fotos, bultos de hojas y ceniceros absurdos —papá nunca fumó—, permanecieron en la sala de mi casa durante ocho meses. Había además veinticinco agendas. No estaban en orden cronológico y faltaban algunos años; la primera era de 1966 —año de mi nacimiento— y la última del 2007.
--Sus agendas cumplieron función de diarios. Son también tomos disparejos de mi historia alterna. O por lo menos las frases en las que aparecen eventos que tienen que ver conmigo. Aunque es posible que todos sus escritos cumplan esa condición; lo que es un padre, lo que hizo y dejó de hacer, nos guste o no, pertenece a la historia del hijo. Esto produce vértigo: los cuadernos de antes y después, donde se anotan las cosas que le sucedieron y sucederán a la ascendencia y a la descendencia, son una misma agenda dividida en cientos de años.
--Tengo aversión a conservar intactas las cosas viejas. Por eso desplumé las agendas. He estado pegando en los corchos de la sala y biblioteca páginas en donde se hace referencia a mí. Señalé con un marcador fosforescente, algunas frases y palabras: Las postales se han decolorado, los timbres hermosísimos ya no lo son. Llueve. El renacuajito prieto se ríe como si estuviera festejando la inauguración del mundo. Darle factura del coche. Llora como niña. Primer ingreso a casa de rehabilitación. ¡Llaves sin letreritos! Bautizo: 180 pesos (desperdicio evitable, o gran inversión: sospecho humores de herejía, o estoy frente a un jesuita renovador). No nos reímos juntos. He ahí el hombre: ekche omo. Los hermanos tienen una nueva y esponjocita diversión. Misa de diez (los juguetes baratos de afuera lo dejan mudo). Lo sabrán. El uniforme nuevo es blanco, la madre dice que es una joda lavarlo. Disciplina. Comimos frente a la barra, todos repitieron frijoles de la olla. Se ha ido (?). Hubo velas. Préstamo: tres mil pesos. Me canso y no me gusta. Las PUTAS patinetas… Mandó copias de sus títulos. Veintiséis mil noches, y muchos menos amaneceres. Gran diagnóstico: ¡lombrices en la panza! Los ojos de mi viejo trasladados al rostro del pequeñín. Guapa, y parece que piensa. Las matemáticas, caray; no todo es para todos. Música romántica de amujerados. El libro tiene 120 páginas, y buena letra. Me vi difunto. Mentarle la madre a la muerte es, a esta edad, obsceno. Navidad: comprar vino tinto (Shiraz, recomendación del compadre M)…
--Había cartas entreveradas en las páginas. No sé qué hacer con ellas. Tampoco he decidido lo que ocurrirá con las hojas colgadas de las paredes. Caminar por la casa es asistir constantemente a mi pasado —según la versión de papá—, narrado con un abuso de la anti-linealidad. Y sin embargo, lo que me preocupa de a de veras es que empiezo a entrever los años que me aguardan, pedaceados en páginas sueltas de agendas, llenas por el muerto que aún no soy y leídas por un hijo-fantasma que no acaba de encontrarse en ninguna fecha.
Porfirio Cienfuegos
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Soy...

Soy presente vivo, la nada pura, el vacío perfecto, soy aquello que no cambia, que sólo esta... tan sólo es.Soy donde todo cabe y se divierte... soy todo lo que es y al mismo tiempo no lo soy...Soy algo, alguien que no puede identificarse con algo, con nadie... ...Y en el escenario de esta ilusión juego con mi disfráz de mil máscaras y colores, haciendo trucos y creyendo mi juego.Como me gustaría descansar de esto que he venido jugando, entrar en una pausa, dejar el disfraz por un rato, regalar las máscaras, dejarme fluír por lo que soy... sin querer ni pretender ser algo más.Porque lo que soy no tiene lenguaje, ni clasificación, no tiene juicio y no puedo explicar con palabras y dibujos o música lo que soy... Soy lo efímero y lo que nunca cambia.Soy la unidad jugando un juego que se fragmenta, un juego que yo quise crear y creer... Y veo a otros creando su propio juego, no sési lo creen o no, no sé si están jugando a engañarse, a engañarme, como yo los engaño a ellos...¿Hasta cuándo jugaremos este juego de escondidas? ¿Hasta cuando dejaré el barco de los juegos que me creo?Mi mente se hace pequeñita, percibo un infinito mar de colores y voy y vengo con el agua, a ella no le importa ser agua, es, tan sólo és... ¿Cuándo se preguntaría el agua, por qué es agua y qué hace ahí? ¿Cuándo el aire supo que era aire?¿Cuándo yo supe que era yo? ¿Cuándo me separé del paraíso? ¿Cuándo comencé a pensar? ¿Cuándo me perdí en el juego de la mente?

QUIERO UN DIA DE PURA RISA

Quiero encontrar un volcán, unirlo a mi cuerpo, que haga erupción desde mi ombligo y que toque toda la Tierra, quiero que su lava sea de menta refrescante y que alivie a todo lo que sufre...quiero a mi volcán que estalle en carcajadas de colores y que mis risas floten sobre nubes...¡Quiero un día de pura risa!¿Cómo se escucharía un día de risa en toda la Tierra?...Creo que la Tierra sentiría cosquillas y explotaría de risa también...

¿Por qué un cordero en la ciudad?

De su piel blanda, ojos tiernos, terciopelo y algodón… un cordero paseaba entre los ruidos de una gran ciudad… iba y venía contento, sobre los puentes, de escalera en escalera, por vecindades y laberintos, basureros y multitudes, sus ojos no cambiaron.

Un cordero de colores, mirarle era mirarse, era un espejo de arcoíris y un recuerdo de perfección, por su mirada se recorrían los cielos y se proyectaba la nada relajada y sensual… sin la culpa y el juicio, iba el cordero… no estaba enfermo, ni conocía la enfermedad.
¿Por qué un cordero en la ciudad? Su mente habitaba el paraíso y no existían errores ni separaciones, su inocencia no era parcial, sino completa… no existía lo peor, ni la sangre, ni el crimen, ni la ley… nada, ninguna tragedia, ni accidente.

No poder ver el error
¿Sería eso amor?
No poder ver la virtud,
¿Sería eso amor?

Después su inocencia y una vez más… cuando lo atraparon y lo golpearon no se defendió, su valor era el amor, miraba con los ojos del amor, no percibía el error, una paz rodeaba su ser, una paz que contagiaba, como la nada cuando responde a la nada, esa paz transformaba a cualquiera, su inocencia era su fortaleza y no existió manera de luchar contra eso.
No sé por qué lo vi, no recuerdo cuándo…. Del otro lado del espejo sus ojos son la entrada a la realidad, de este otro lado estoy flotando en la ilusión… tal vez una lágrima del cordero me despierte la inocencia… tal vez lluevan gotas de inocencia sobre mi tierra y volvamos a sus ojos… quizá regrese el cordero a mis sueños y se proyecte por aquí, mirando amoroso lo que sucede…
Tal vez entremos al océano de sus ojos y de la misma fuente broten corderos en cada una de sus gotas.
María Enríquez

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece una revista netamente pura, algo que aqui en chapala no estan acostumbrados y creo que es una buena manera de hacercarse al arte..

Una pregunta donde puedo conseguir la revista, la obtuve varias veces de el Centro Cultural Gonzalez Gallo pero me gustaria saber otro lugar donde obtenerla.

saludos