17 marzo 2009

Editorial

Ya lo reza el sabio dicho: “torcido que nace el árbol, es por sus ramas que no endereza”.

Ah cómo nos gusta torcerlo todo. Cometer errores no sólo es humano, es animal. Lo humano es el absurdo de utilizar los errores intencionados para ocultar la deliberada torpeza cuando se trata de cumplir la palabra empeñada. Por eso tengo mucho cuidado cuando empeño la mía, las promesas imposibles son terreno peligroso pero créanme que es uno a los que se acude con mayor frecuencia. Es un escenario común en nuestra política: promesas exageradas para ganar votos y enseguidita ridículas medidas para cubrir la incapacidad a la hora de cumplirlas. Es el siglo XXI, y aún pretenden jugarnos el dedo en la boca, insólito. Cuando pienso en esas figuras plenipotenciarias que hacen campañas ridículas con discursos aberrantes y propuestas, para nuestra inteligencia, indecorosas, salta inmediatamente a mi rescate el rostro de Hegel diciéndome que el mal reside en la mirada que percibe el mal.

Nuestra percepción, como creadores literarios es un tanto excéntrica para la realidad actual, aunque para nada errada. Lo primero que pensamos lastimeramente es en cómo nos pretende gobernar un cabrón que carece del mínimo de cultura general y que el último libro que sus ojos vieron fue el de contabilidad cuando lo estaban auditando por ratero. Y entonces, como permitimos que asciendan por pura hambre de poder, sin dejar en claro su capacidad, sensibilidad y ante todo humanismo. No se trata de ser representados por auténticos eruditos como en tiempos helenos, pero es difícil creer qué tanto nos hemos pervertido al grado de votar por una serie de animales que serían tan interesantes para el Discovery Chanel. En serio, inconcebible. A mí alguna vez, hace ya un tiempo, un político de mi propio municipio me dijo con toda falta de escrúpulos y respeto ajeno: “yo no los entiendo a ustedes los artistas, no sé para qué existen”. Observa: “NO SÉ PARA QUÉ EXISTEN”. Avanzadito el siglo 21. En ese momento callé y supuse que de estar un burro en el otro lado del escritorio no me hubiera dicho lo mismo. Como tres horas duró mi asombro pero después de una birria en los portales y cinco coronas bien heladas me olvidé del bizarro episodio.

Apreciado lector: se acerca la gran farsa de las campañas electorales y la pantomima de la democracia mexicana; y es mi responsabilidad y la de Meretrices suplicarte que te informes muy bien antes de tomar una decisión sobre tu voto, que analices fríamente al candidato, que lo evalúes, que entres de golpe en el nuevo milenio en el que las revoluciones serán de conciencia social. No tengo que decirte lo que sucederá pues es exactamente lo mismo que ha sucedido desde hace décadas, pero sí advertirte que está en nuestras manos no permitir que siga pasando.
En nosotros está agradecerte por la permanencia. Este mes disfrutarás de los Charales-K y de todo nuestro contenido cultural.

Nos seguiremos leyendo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustaría formar parte de su publicación, como puedo conseguirlo?

Antonio Andrade
www.antonioandrade.com.mx