19 agosto 2009

ALBA

El cielo es un lienzo que se derrama en colores,
cada uno de ellos te trae a mí o me arrebata tu sonrisa.
Son las 5 de mañana, has salido con la niebla matutina
a llenar las cántaras de agua;
te inclinas en la fuente y tus pechos caen pesados sobre la solapa.
Te contemplo desde el tejado de mi casa,
vuelo lo más cerca hacia ti,
pero no tan cerca,
temo que me veas,
temo asustarte con la palidez de mi carne…
Has terminado, sopesas las jarras,
una la colocas sobre la desnudez de tu hombro,
la otra la recargas en la cadera;
y al final tus pies descalzos te alejan de mí,
pero no protestas, no dices nada…
Amenazan las campanas con traer el alba,
el cielo ha comenzado a tintarse de colores matizados,
debo marcharme,
pero me muero de rabia al saber que siempre será este
el instante en el que te tenga más cerca, y al mismo tiempo tan lejos.
Tan cerca, que podría hundirme en la cúspide de tu cuello,
beberte la sangre, proclamarte como mía;
sin embargo, no puedo, no quiero condenarte a este infierno.
Y estas tan lejos que ni siquiera sabes de mi existencia.

*****


LA MARCHA

El día ha transcurrido lento, cansado, austero…
sin nada nuevo que contar,
pero bien vale la pena,
si puedo contemplar el firmamento desde esta ladera;
sin embargo, debo confesar:
lo mejor de todo esto, no es vislumbrar el cielo difuminándose,
sino,
tener delante de mis ojos la vieja casona
y jugar adivinando su historia.
Se dice que está habitada por un Vampiro,
el más poderoso, el más perverso y malévolo de todos,
el único amante verdadero de Lilit.
Siento escalofríos,
la piel debajo de mi falda se eriza de pensar,
que todo esto ocurra en mi pueblo.
En los días de fin de mes,
hay ocasiones en las que desaparece alguna persona,
o algún animal de los rebaños;
se rumora que se alimenta con ellos,
cobijo la esperanza de que sólo sean rumores.
Es hora de marcharme, el sol comienza a perderse entre las montañas,
pronto caerá la noche…
sería una maravilla conocer su cara,
saber si sus manos en realidad son tan blancas,
comprobar la fuerza de sus brazo,
hundirme en su mirada,
probar, aunque sea un segundo, la eternidad de sus labios.
.
*****

DUERMES

Otra vez la he perdido.
No he logrado salir antes de que ella se ocultara,
maldigo a la luna por ser tan perezosa.
La madrugada me obliga a esperarla,
para que al final
casi al alba,
pueda yo admirarla.
Empieza el aquelarre,
y los de mi especie se reúnen en un calvero en medio del bosque,
el fuego nos ilumina,
la lujuria se hace necesaria.
Las mujeres bailan poseídas junto a la hoguera,
mis hermanos las toman en transe,
las despojan de sus prendas,
los cuerpos se desfiguran en las sombras;
es el ritmo del viento,
el crujir de las ramas,
y la luna siempre callada….
Yo prefiero imaginarla, me ausento de la velada,
y puedo ver sus muslos moldeados, hinchados, asfixiándome…
sus caderas redondeadas, su vientre entregándoseme,
su espalda iluminada,
su cuerpo y mi cuerpo en una sola morada.
Para esta hora la luna se ha pintando de rojo
y yo…, me muero de ganas.

Sihara Nuño

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