14 mayo 2008

Para no volver


Que increíblemente absurdo es tener la cabeza llena de ideas y no lograr plasmar una sola. Qué golpe de espada envenenada es no poder escribir un sentimiento del corazón.
----A lo largo de la historia de la humanidad, el hombre ha buscado la manera de ir plasmando su historia, dejar huella del tiempo que ha vivido, lo que sus ojos han visto y las apreciaciones de esa realidad que vislumbraron. Nos comparte el espacio habitado por sus dudas y sus miedos. Nosotros ahora intentamos hacer lo mismo: vamos forjando momentos que estuvieron, quizá solo fueron instantes que deseamos que estuvieran, o aquellos que van a estar y nunca pensamos que existieran.
----El arte, la poesía nos ayuda a capturar el instante como en una fotografía: detener el tiempo, conservarlo a pesar de la circunstancia, a pesar de que corre y jamás se detiene, mucho menos regresa. A través de escritores como Apollinaire, Schwob, Rilke, E.E. Cummings al leerlos conocemos un poco de nosotros mismos, ellos han descubierto lo que se esconde debajo de nuestros caparazones (caparazón y corazón riman ¿tendrán algo en común?), ellos desenmascararon la necesidad que nos embarga. Sí, me refiero a ese retorno al que se anhela recuperar, donde la infancia era el instante mismo de pureza.
----Teníamos un nido, el refugio del mundo exterior, nuestro primer paraíso alejados de todo aquello lastimero, de la muerte y el desamor, la soledad, el hastío de la vida cotidiana donde todo muere con cada segundo que pasa. Pero teníamos que ser paridos a la vida experimental, sentir cómo se amordaza al corazón con un reproche y cómo se muere nuestro interior cada vez que el tiempo no retorna, hemos decidido erróneamente vivir en el pasado.
---- ¿Que para qué escribo todo esto? Simple: yo como ellos tengo la necesidad de escupir la reuma acumulada en el corazón después de tantos años. Hay espacios en este plano que son incomprensibles, si hablamos de geografía, de ecosistemas, si fuéramos especialistas de la tierra que caminamos…
----Pero busquemos adentro, vivamos el espacio interno en nosotros mismo. Rilke habla de la muerte en una segunda venida. Pero al no poseer la conciencia de saber quiénes fuimos ¿qué caso tendría? Perderíamos aquello por lo que regresamos.
----Marcel Schwob es partidario de la visión de la vida y muerte como un ciclo, el amor mismo es mortal y para retenerlo más con nosotros es mejor alargar ese adiós que nos separa, sin embargo es lo único que nos unirá al final.
----Quiero decir que la vida, el amor y la muerte, son cadenas que nos van uniendo a vivos y muertos, a los que amamos y aquellos que se niegan el amor. Como Cummings que no tiene el amor en un abrazo, pero lo vive para sus adentros, lo comparte en su poesía, lo envidia a través del espejo donde una parte suya lo posee sintiéndolo perfecto.
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----Qué capricho es el de ir guardando miguitas de recuerdos en un baúl que pareciera tener por nombre “tortura”. Recortes del tiempo que nos hacen presenciar el pasado o quizá suponer un futuro, ambos impedimentos para disfrutar el presente que va muriendo convirtiéndose en el ayer, aproximándose al mañana. ¡Qué tontos sin vivir nuestro hoy! Lo único que tenemos, más tontos al creer que el tiempo puede encapsularse.
----Pero qué hermoso volver a las calles de la infancia, pisar las mismas piedras por las que alguna vez corrieron nuestros pies descalzos de niño. Este es Apollinaire, el que es capaz de reconocer el mismo camino sabiéndose un hombre distinto, cambiado por su propias decisiones, al enfrentar a su propios demonios, al buscar para sus adentros aquél que fue y descubrir que se ha convertido en otro, que este otro no es más que él mismo como un experimento del tiempo.
----El tiempo es infinito, es un universo que escapa de nosotros, nos controla mientras nosotros pensamos que le hemos ganado al consérvalo en los relojes. Pero ¡qué ingenuos!, sólo viajan en la eternidad los ángeles y demonios que nos vigilan, sólo ellos han logrado descifrarlo. Nosotros como ya lo dijo Cummings somos:

“y ahora tu eres y yo soy ahora y nosotros somos
un misterio que no volverá a ocurrir jamás”

----Si no hay un riesgo, si no soñamos con que cerrando los ojos y abriendo los brazos, tendremos la posesión del ser amado, del tiempo amado, del niño que se ha dormido en lo interno de nuestro cuerpo, si no apostamos por revivir el paraíso de ser fetos: ¿Qué nos mantendría vivos mientras llega la muerte?
----Deberíamos ser como el fuego, transformar el mundo que nos circunda, entregar el alma, olvidar sólo para poder continuar sin anclas que nos aprisionen a un tiempo que estoy segura no volverá.

Sihara Nuño

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