13 junio 2008

Hayao Miyazaky: El Vuelo de la Imaginación

En días aciagos es preciso apelar a la obra de los grandes creadores, para no perder la fe en la raza humana. No hay mejor remedio o cura contra ese oscuro jinete que acecha en estos días con el anglo nombre de estrés, pero que desde antes de la edad media era conocido como melancolía o bilis negra, que recorrer los terrenos de la fantasía. Y no hay mejor forma de hacerlo que de la mano de los autores que gentilmente nos instalan en la particularidad de ser la especie que cuenta historias para explicar su sentido y pertenencia. Dejarse llevar a estos terrenos es cada vez menos habitual y sin embargo más necesario.
---Si al decidirnos a llevar a cabo esta empresa tenemos la fortuna de escoger un buen guía transitaremos por universos alternos para solaz de nuestra imaginación, y de los cuales no saldremos librados sin haber dejado o encontrado por lo menos un fragmento de lo que nos hacen ser frágiles-seres-pensantes.
---En esta ocasión seguiremos la ruta trazada por el maestro Hayao Miyazaki, dibujante, animador y creador de singulares personajes que exaltan las virtudes y señalan las miserias de los seres humanos.
---Conocí la obra del maestro Miyazaky mucho antes del premio Oscar y de sus colaboraciones con los estudios Disney, pues él fue uno de los productores y creadores de nada menos la serie animada “Heidi”, la ternura de los Alpes; así como de “Marco” y su conmovedora odisea para encontrarse con su madre. Confieso que ni fui asidua seguidora de sus series, por ese entonces yo hubiera preferido un maratón de “Monstruos del Espacio”. Pero en aquel entonces los niños sólo teníamos cuatro canales de televisión y más nos valía aprovecharlos. Así fue como conocí a Heidi.
---Sin embargo, y para deleite de sus seguidores, la genialidad de Miyazaky no se constriñó a crear por encargo, su carrera tiene una fabulosa colección de obras y cada una de sus películas es un poema a la condición humana y su frágil relación de equilibrio con el entorno. En su película “El Viaje de Chihiro” nos deja ver que la coexistencia de varios y diversos mundos no es casual sino que desentraña una perfecta armonía y que la lucha contra el mal, entendido éste como lo diferente, en algunas veces es la lucha contra los intereses del protagonista y contra la ignorancia.
---Cada tema que motiva a Miyazaky es recreado en un microcosmos no menos apasionante. Y así, se integran en sus películas elementos clave de su obra: aparatos voladores, mundos alternos, animales humanizados, humanos bestiales, pero sobre todo la esperanza, la sabiduría y la inocencia. En cada entrega nos brinda una visión simbólica de los impulsos del hombre para hacer o dejar de hacer. En “La Princesa Mononoke” Miyazaki no sólo anima dibujos estáticos sino que provee de “ánima” a los seres espirituales del bosque y es a Mononoke, la princesa guerrera que fue criada por los lobos, a quien corresponde luchar contra la tribu Matara, que amenaza con destruir el bosque. A la princesa le es develado el secreto del equilibrio del mundo.
---De igual forma en “Nausicaa del Valle del Viento” es la protagonista, la niña cazadora y guerrera quien defenderá a su pueblo, a su valle y a su mundo de la destrucción del equilibrio. El equilibrio donde los seres en apariencia malignos resguardan la sabiduría del ciclo vital, ciclo donde el hombre y su avaricia marcan el camino de la destrucción.
---La lealtad, la fidelidad y el amor; así como la avaricia, la traición y la vanidad son de nuevo los vientos que conduce el “Castillo Vagabundo” donde Sophie pacientemente mantendrá vivo el fuego del castillo de Howl.
---Este es apenas un atisbo a la obra vasta y prometedora de uno de los geniales creadores de mundos fantásticos. Como Hayao Miyazaki existen pocos y sus obras están allí esperando, pero el tiempo apremia y antes de que el capitalismo salvaje nos transforme en fieles y ávidos consumidores de entretenimiento chatarra, producidos en serie por imbéciles que especulan con la emotividad, todavía nos esperan los gurús de la creación para conducirnos por esos delirantes lares.

Sofía Márquez.

No hay comentarios: