28 octubre 2008

2 DE OCTUBRE ¡SI SE OLVIDA!


¿Qué puede significar para una generación de mexicanos que nació diez años después de la matanza de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968? En realidad no mucho.
Lejos y casi imperceptibles han quedado las ideas de esos jóvenes que, cansados de vivir bajo el yugo de un Estado totipotencial, decidieron un día organizarse y protestar en contra de su difícil situación. En ese entonces el mundo convulsionó; Francia, los Estados Unidos de Norteamérica, entre otras naciones, fueron presa de hechos violentos, México no fue la excepción.


Hace no mucho uno de los participantes del movimiento estudiantil me comentó, que lo que había sucedido era más complicado de lo que parecía ser. En gran parte de la sociedad existían profundas inconformidades, lo que el gobierno quería era dar una demostración de poder.


Siempre esa búsqueda estúpida de la ley del más fuerte, en un país en donde el partido estado, y hay que decirlo con todas las letras Partido Revolucionario Institucional (PRI) hacía lo que se le venía en gana, basado en el poder otorgado a la figura intocable y venerada del Señor Presidente de la República.


Así pues, dicha demostración de fuerza tuvo como blanco a estudiantes inocentes, los que por cometer el delito de manifestarse pacíficamente recibieron como castigo las balas del tristemente famoso Batallón Olimpia.


El asco, el repudio, y la necesidad de esclarecer y castigar dicho genocidio no son exigencias de peso en nuestra sociedad, la justicia ya dio su veredicto. Cuando mucho cada 2 de octubre, como algo mediáticamente cíclico se retoma el tema. Los políticos (algunos de ellos parte de los acontecimientos) hacen algún discurso, develan algún monumento; pero eso no les devolverá la vida a aquellos que fueron asesinados, ni tampoco nos dirá del paradero de aquellos desaparecidos que muy probablemente sean parte también de los asesinados. Y sin embargo a pesar de la magnitud de la tragedia hoy para nuestra generación es casi desconocida.


Entre una izquierda revoltosa, una derecha apegada a lo extremo de su ideología, un centro sin figura y una tonelada de mini partidos cuya finalidad es vivir del presupuesto, el Estado Mexicano debate su existencia. El crimen organizado ha tomado el poder que el gobierno olvidó ejercer por encontrarse ocupado en llenarse las bolsas con dinero. Así que aunque los jóvenes del 68 y los actuales compartieran demandas y problemas similares, pretender emularlos es casi risorio.


Antes el enemigo era el Estado, hoy el Estado no sabe si sobrevivirá, por eso digo que para un generación que nació 10 años después de la matanza de la Plaza de las Tres culturas en Tlatelolco dicho acontecimiento no es significativo, por que nuestro referente se reduce a un libro de Elena Poniatowska, a una película con María Rojo, a unas banderas roídas donde aparece la imagen del tipo que sale en las playeras Furor, un tal Che Guevara, por lo tanto: 2 de octubre ¡Sí se olvida!


Raúl Contreras Álvarez

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