26 enero 2009

Para no caer

Como Juan Gabriel… dijera:
“te sigo amando”

Y al final de los absurdos, esa absurda necesitad de encajar como pieza de rompecabezas en una sociedad más bien disfuncional. La hipocresía de andar ofreciendo sonrisas de muñeca barata para que le digan: qué buena muchachita eres; o comportarse como “señorita mosquita muerta” para agarrar el mejor novio; por eso mejor me alejo, cómo dijo José Alfredo, la voz del agua ardiente, “del bullicio y la falsa sociedad” (bien dicen que los niños y los borrachos nunca mienten). Eso de ser sociable me da urticaria pero me gusta.

Yo el otro día fui a una de esas fiestas de pipa y guante donde la gente se transforma y por poco no la reconoces, es esa gente que te encuentras al cruzar la calle o comprando bolillo (escribo bolillo porque birote se oye más de arrabal), quiero decir esa gente que es igual que tú pero emperifollada. Yo sinceramente me asusté cuando sobre la mesa vi más de dos tenedores. Digo, estoy acostumbrada a mi cuchara sopera o a comerme todo en tacos pero sobreviví. Como no sabía cual instrumento era para qué cosa dije finamente: “la dieta no me lo permite, gracias, retírelo”. Ahí me tienes con un hambre de perro pero, incapaz de preguntar cómo se comía aquello, me quedé sin comer; mejor así no me fuera hacer daño.

Lo peor vino cuando yo quería un vodka, un tequila o un mezcalito y tenían puro whisky. Yo creo que han de pensar que el whisky se ve más de caché. ¡No y espérate! eso no es todo, me iba a preparar un trago y llega un pingüino para prepararme mi “bebida”. Muy propio dice: señorita con una o dos onzas. “Onzas” ni que yo hubiera cargado con el biberón para tomar la medida. Ya tuve que decirle que solamente quería refresco.

Que llega la hora del bailongo y yo pensé: van a poner esta canción de “quiero mover el bote, quiero mover el bote, le gusta, mueve”; o la de Caballo Dorado y todos bailando con “no rompas más mi pobre corazón, estás pegando justo entiéndelo” y ya para los expertos: “les digo ven, ven, ven animalito ven, ven y sígueme veras lo que vas a aprender”. Qué equivocada estaba, pusieron orquesta para la hora de la cena y remataron el baile con música de salón: danzón, cha cha cha, salsa y puras de esas cosas en las que hay que saber llevar un paso, un dos tres, un dos tres.

Desde donde estaba sentada veía muy bien a los que estaban bailando, le hacían bien curioso, aleteaban como pollos alzando y abriendo los brazos a los lados, entonces pensé que todos somos iguales; las muchachas aunque estén bien pintadas, con peinado de salón y traigan su vestido bonito con sus zapatos finos mañana van a verse greñudas y fodongas; los hombres, por otra parte, con su trajecito y corbata mañana van a estar comiéndose una torta bien picosa y una chela para la cruz.

De repente llega mi amiga (que en realidad es fanática del duranguense) y me dice vamos a bailar, y pues que me animo. A esas alturas ya todos bailaban en círculos, me puse a aletear yo también mientras en mi cabeza sonaba la canción del Gran Barón “en la sala de un hospital, a las 9:43 nació Simón”; luego aquella que dice así: “ma-yo-ne-sa, ella me bate como haciendo mayonesa y todo lo que había tomado” como que apenas comenzaba la noche.

Qué noche, qué vida, qué cosas. Para no caer en convencionalismos yo soy yo, yo no regalo sonrisas si no me nacen desde el fondo. Yo me aferro a esta vida de escribir para cuando hago preguntas fuera de lo “común” (por no decir fuera del orden de lo que debe preguntar una “señorita”) y no hay respuestas.

También lo dijo ya la Baronesa Paquita: “Eres: una brújula sin rumbo, un reloj sin manecillas, una Biblia sin Jesús”. Yo diría somos porque todos hemos errado el rumbo, todos hemos caído, y vamos pagando el precio, por eso hay canciones de desamor, por eso la cantina y el alcohol sacan al poeta que los hombres llevan dentro.

Para no caer voy recolectando pedacitos de vidas pasadas y acordándome que el pulque es mejor curado, que la nieve sabe mejor en verano, que la esperanza mata, que las muelas y el amor duelen más de noche, que no es bueno andar con tacos sobre las piedras, y tomar zanahoria ayuda a tener un mejor bronceado. Para no caer más abajo de lo que ya caí presa de la moda me voy a ir a vivir al cerro, voy a buscar a mi yo interno y vamos a practicar una de esas nuevas técnicas para purificar el alma y controlar el estrés, voy a… Oye, dame la mano, me resbalé.

P.D. “el frio de mi cuerpo pregunta por ti” acá abajo siempre hace más frio.

Sihara Nuño

1 comentario:

Anónimo dijo...

TEXTO CON ALGUNOS GRAMOS DE LO QUE ALGUNOS LLAMAN INTERESANTE(REFIRIENDO LA PALABRA INTERESANTE A DIVERSAS SITUACIONES SOCIALES). MANIFIESTA CARACTERISTICAS DE LA PERSONALIDAD. EXPRESIONES VICERALES E INESTABILIDAD EMOCIONAL. LITERAL A LO QUE PUDIESE SER LA VIDA (POSIBLEMENTE LA PROPIA). EL INICIO Y EL FINAL SON CONGRUENTES, PERO EL RESTO NO CUADRA (SE VE FORZADO)
"PARA ESCRIBIRLO HA DE HABERSE VIVIDO"
"LO MALO ARRASTRA LO MALO, POR LO TANTO buena vibra"