11 enero 2008

EDITORIAL

2008, así, como suena, tan sólo ocho años después del milenio según los cobijados en la catequesis apostólico romana; cuatro años antes del holocausto de la nueva era según los practicantes del recién instaurado tragicalis calendarismus mayae; 2008, 8 más 2 diez, 1 más 0 uno, año 1 dirán los fanáticos de Amira y las rutas transitorias de Saturno y sus fases.
El hecho es que ya llevamos bastante aventajado este nuevo siglo de los nano chips y la partición de los cromosomas, y aunque da la impresión de que no hay lugar del mundo a donde la garra de la tecnología no haya llegado aún con su sapiencia y su estrechez de distancias en las comunicaciones, hay sitios en donde todavía no sabemos bien de qué lado masca el mastodonte cultural sus pastos.
Ya sé, dirán, ya viene éste otra vez con la misma añeja cantaleta de las políticas culturales verde, blanco y rojo (o mejor dicho, la ausencia de las mismas). Pa precarios mentales, no cabe duda que nos pintamos solos. No voy a negar que al despertar este siglo también lo hizo la visión que en muchos sitios teníamos de la cultura, que es evidente que en many partes de México la cultura pasó de ser la mendiga rosada y regañada de la partida presupuestal y sus bendiciones a una materia un tanto más aplicable a lo políticamente correcto. Pero el problema fue que en demasiadas ocasiones la cultura se pasó vertiginosa y extremadamente hacia el otro lado con los mismos efectos que produciría ver al Místico pasarse al bando de los rudos (jeje). Quiero decir, que ese maldito vicio de nuestras autoridades al extremismo y la falta de mesura ha llevado a politizar a la cultura hasta los cabos (con sus subsecuentes síntomas de burocratismo, amiguismo, nepotismo y similares A. C. ). Desde luego que no pretendo con esto generalizar pero hasta hace poco más de un año los principales puestos de la administración cultural han sido ostentados por cercanos deudos del primer edil. Maestros, educadoras, amas de casa, o co-partidistas han dirigido o regido la cultura por los siglos de los siglos dejando a los creadores al margen de su propio campo de acción, y muchas veces desempeñándose sin planes, propuestas o políticas culturales claras, que le puedan dar un rumbo claro a eso que ya descubrimos que es tan valioso y que se llama desarrollo cultural integral.
Afortunadamente esto parece estar cambiando, por lo que hemos visto del actual marco cultural en el que se está trabajando. Los creadores y artistas poco a poco han ido tomando los cargos importantes para el sano crecimiento de los municipios y el estado.
Este inicio de año, Meretrices invita a los actuales regentes de la cultura de la ribera de Chapala a fomentar nuevas políticas culturales que puedan llenar los espacios que durante años han permanecido vacíos. Planes nuevos, frescos e incluyentes que tengan claridad y puedan durar más allá de sus periodos. La realidad de nuestra ribera ha cambiado (quien diga lo contrario se hará acreedor a una dotación de vinilos de César Costa y una cápsula del tiempo) y si va a seguir haciéndolo, es nuestro trabajo procurar que ese cambio sea para bien.
Yo me tomaré la libertad de ahorrarles los dieciséis setenta por minuto de la llamada a Walter Mercado y les vaticinaré a todos un año 2008 lleno de trabajo y emociones jamás antes sentidas. Nuestros mejores deseos para los siguientes 365 días que se ven venir…

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