11 enero 2008

San Miguel

Un día de amor,
con abuelos, tías, tíos, amigos
un alma de puente en puente
por los mercados y tianguis:
de brizas y caricias

Subiendo un pueblo empinado
con cantinas y canciones
un día iluminado
con alas de papel de calendario
elegante y coloquial

Me gusta este disturbio
esta ansiedad atravesada de cuchillos
como palabras quemadas
que salen de una rockola
las fases de la luna y el loco candil, enamorados

Me gusta, este día de autobuses y despedidas
de turistas con antifaz,
que ya no se pueden quedar más tiempo
comprando frutos encendidos, variedad de flores
muchos recuerdos

Ya me voy, pero las doñas se quedan
palpando el suelo, sentadas platicando
en un jardín de San Miguel


Gabriel Mariscal
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Devorando el Mundo
traducido por Isabel Allende


Nací con la boca abierta...
entrando a este mundo jugoso
de duraznos y limones y sol maduro
y esta rosada y secreta carne de mujer,
este mundo donde la cena está
en el aliento del desierto sutil
en las especias del mar distante
que flotan en el sueño tarde en la noche.

Nací en alguna parte entre
el cerebro y la granada,
saboreando las texturas deliciosas
de cabello y manos y ojos,
nací del guisado del corazón,
del lecho infinito, para caminar
sobre esta tierra infinita.

Quiero alimentarte con las flores de hielo
de esta ventana de invierno,
los aromas de muchas sopas,
el perfume de velas sagradas
que por esta casa de cedro me persigue.
Quiero alimentarte con la lavanda
que se desprende de ciertos poemas,
y la canela de manzanas asándose,
y el placer simple que vemos
en el cielo cuando nos enamoramos.

Quiero alimentarte con la tierra acre
donde coseché ajos,
quiero alimentarte de memorias
surgiendo de los troncos de álamo
cuando los parto
y del humo de piñones
que se junta en torno a la casa en una noche quieta,
y los crisantemos en la puerta de la concina.

Quiero alimentarte con los colores de la lluvia
en estacionamientos desiertos,
y los pliegues de patchouli delirante
de la falda india de la mujer
en la calle Market de San Francisco,
y el incienso humano de tanta devoción
en pequeñas aldeas de Colorado y Perú.
Quiero servirte desayuno al amanecer.
Quiero servirte el pan
que sube en el polvo del desierto,
servirte el viento que vaga por los cañones,
servirte las estrellas que caen sobre la cama,
servirte el maíz Hopi antiguo de mil años,
servirte el azafrán en el atardecer del oeste,
servirte el polen delicado que silba su cancíon de cuna
a través de cada solitaria ala viviente;
quiero servirte el zumbido de las abejas
agrupadas juntas todo el invierno
comiendo su miel.
James Tipton
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Algunos Días Me Despierto Caminando en el Desierto

traducido por Isabel Allende


Algunos días me despierto
caminando en el desierto
y veo pedazos de mí por todos partes:
en los nudos de árboles antiguos,
en ese revoloteo del alma en el viento primaveral,
en las flores diminutas
enraizadas en el corazón de la roca;
incluso un trozo de sueño que creía mío
salió de un miembro muerto
volando en el ala azul del día.

Ah, este juntar y juntar partes de mi,
esta dicha color avellana
en los ojos de un perro amado,
este polvo que florece danzando,
este pequeño cuaderno que es la tierra,
este amor inacabable que cuando menos se espera
golpea a nuestra puerta diciendo:
que comience el día.

Insistiendo
con la única vida que conozco,
en algo de paz después de la soledad
y la desesperanza,
he llegado aquí,
a este lugar desértico,
donde una magia que pocos desearían
me envuelve en su luz
y donde la gracia me llega,
un paso a la vez.
James Tipton

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