23 febrero 2013


Editorial

Pasan los años y maduramos. Algo parece decir que los cambios sufridos con el paso del tiempo, hacia un lado o hacia otro de la línea que separa lo bueno de lo malo, pueden ser interpretados como síntomas de madurez. Los expertos mismos no han logrado ponerse de acuerdo en cuáles actos, sumados, pueden definir la susodicha madurez. Quizá la médula de todo este asunto sea la experiencia; el polvo de lustre que poco a poco nos van dejando las cosas que atravesamos y que debemos de sortear. Si acaso las experiencias no nos mejoran, por lo menos, e indudablemente, nos preparan para lo que vendrá. Nos hacen aptos para el torrente que nunca se detiene, abren nuestros ojos y afilan los nervios con los que prevemos los días de sol y de lluvia. Aunque, seamos sinceros, nos queda la esperanza de que sufrir las batallas nos hagan menos combativos; de que los golpes de la vida sí nos hagan, al final, mejores personas, más susceptibles para amar y para dejar de una buena vez por todas de fingir y de pretender ser eso que en el fondo ni somos ni seremos jamás. Que cada quien se conduzca en la vida como la vida le ha enseñado a conducirse, pero que la meta al final sea una sola, maduros o inmaduros, completos o incompletos, que la meta sea: dar.

En Meretrices nos aferramos a esa esperanza, y lo haremos hasta el final. Ocho años han pasado desde que el primer número, aquel con una imagen satelital de nuestro lago, fue leído por primera vez. Objetivo cumplido. La vida de cualquier revista cultural se expresa a través de aquellos quienes las leen. A pesar de tantas cosas que han pasado, parece ser que el camino aún ofrece mucho por andar. Y aquí estamos de nuevo en tus manos dándote arte y literatura con total sinceridad. Esté número ha sufrido cambios propios del tiempo, cambios que esperamos que disfrutes y que contribuyan a dejar un poco del polvo del que hablamos. Celebremos todo; esa ha sido la actitud que hemos mantenido en estos 8 años de publicar y de resistir infinitos vientos que soplan hacia todos lados. Empieza un año nuevo y nuevos proyectos se asoman. Te deseamos lo mejor y agradecemos que sigas con nosotros todo este tiempo. Vivimos por ti. Que así sea.

Los años pasan y los arrebatos. Y aunque parezca ser sólo un segundo; o aparente ser el paso todo de una vida entera, como escribiera Miguel Hernández en aquel verso: la flor nunca cumple un año/y lo cumple bajo tierra, a nosotros el tiempo más importante, es aquel que se está siempre por cumplir.

El Editor.
Mario Z Puglisi

No hay comentarios: