13 junio 2008

EDITORIAL

He de ser sincero, cuando uno menos cree que algo nuevo se puede aprender se presenta la ocasión propicia que nos obliga a tragarnos nuestras palabras crudas. Craso error cometemos cada vez que tenemos la impresión de que nada nuevo se nos cruzará ya en los años por venir. Pongo el ámbito de la cultura por ejemplo (desde luego, esta es una revista cultural); tanto se repiten las formas y, aunque duela decirlo, los clichés culturales, que se termina por creer que nada queda oculto bajo este cielo gris de las bellas artes mexicanas. Entonces es cuando aparece alguien que, por su trayectoria, por su disciplina y calidad, por su pasión y entrega a lo aportado en estos campos culturales, demuestra que aún queda mucho, muchísimo por aprender.
---En este mes de julio nos llenamos de orgullo al presentar a nuestros lectores a uno de esos grandes maestros que, no rodeados de vana gloria (sí, así, separado) ni de grandes lujos, ni de aún más grandes egos han contribuido en silencio y con paciente tenacidad a un importante episodio cultural mexicano sin mayores pretensiones que las de hacer eso por lo que tanto amor sintieron y aún siguen sintiendo.
---“Quiero que la gente sepa lo poco que sufrí y lo mucho que gocé en todos estos años” es una de las enseñanzas que más me quedan de esa mañana en que tuve el gusto de entrevistar al maestro Don Agustín Olmedo en la comodidad y honesta hospitalidad de su casa. Y es que esa frase dice mucho más de lo que se lee a primera vista. Desde luego que todos sabemos que si hay algo frecuente en una vida dedicada a la cultura son precisamente los momentos en que se sufre (por injusticias y faltas de visión humana principalmente) frente a aquellos en que se goza. Sin embargo, la actitud del maestro Olmedo frente a una completísima carrera en el folklor mexicano, una vida de giras por todo el mundo, con sus buenos momentos y sus otros malos, sus logros y sus tropiezos es de franca paz interna, esa que se basa en la necesidad de seguir transmitiendo lo que se posee a las nuevas generaciones.
---No relataré más nada sobre el maestro Agustín Olmedo pues para ello te invito a que asistas a la entrevista que se encuentra en las últimas páginas de este ejemplar. A que a través de ellas lo conozcas y acerques a su vida. Pero sí quiero recalcar mi admiración y la de todo el equipo que conforma Meretrices por una persona que aún siendo miembro fundador del Ballet Folklórico de la Universidad de Guadalajara y maestro de grandes e importantes grupos de folklor mexicano, es dueño de una sencillez que otros más, estoy seguro, envidiarían.
---Por ello y por otras cosas más te doy la bienvenida a este número 17 de Meretrices, con agrado y agradecimiento de que sigas interesado en este proyecto de difusión cultural. Este lugar en el que espero nos sigamos encontrando más tiempo. En fin…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, me parece muy bien q le hagan el homenaje al Dr. Agustín O. pero creo q antes de que mandaran a imprimir su revista, checaran sus errores por q es una falta de respeto para el Dr. Agustín, q en la portada pongan "Don" Agustín Olmedo y pongan "Doctor" del folclor mexicano, creo q debieron ponerle "Dr. Agustín Olmedo Aldrete" "Maestro del Folclor mexicano" aparte en la editorial tienen varios errores, chequenlo ok? Gracias

Anónimo dijo...
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